Él no me faltará

El pasado domingo 23 de febrero, el obispo Franklin Sanches habló sobre la esencia central del Salmo 23, desglosando su verdadero significado y su aplicación en la vida diaria. Y explicó que este pasaje no se centra en la prosperidad material, sino en la presencia constante de Dios como Pastor y Guía.
¿Cómo interpretar el Salmo 23?
El obispo comenzó señalando que, al analizar el texto en hebreo original, se descubre que la expresión correcta es: «El Señor es mi Pastor y no me faltará», es decir, Él no faltará en la vida de quienes lo siguen.
David, al escribir este Salmo, hablaba desde su experiencia como pastor de pastor de ovejas, resaltando la dependencia total que ellas tienen de su guía. De la misma manera, nosotros necesitamos confiar plenamente en Dios y permitir que Él nos dirija en cada decisión. La falta de Su dirección nos lleva a decisiones equivocadas en diferentes áreas de la vida, como la familia, las finanzas y la carrera profesional.
La guía del Buen Pastor
Jesús se identificó como el Buen Pastor, aquel que da la vida por sus ovejas y cuya voz ellas deben escuchar (Juan 10:11-16). Muchas personas, en cambio, buscan dirección en familiares, amigos o prácticas esotéricas, lo que las conduce a sufrimientos innecesarios. La clave para tener una vida diferente es rendirse completamente a la orientación de Dios y buscar Su voluntad en cada situación.
«En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce.» (Salmo 23:2)
El obispo también destacó que la peor necesidad del ser humano no es la falta de recursos materiales, sino la falta de paz. Cuando Dios es verdaderamente el pastor de una persona, Él la lleva a «aguas de reposo» (el Espíritu Santo) y a «verdes pastos», es decir, a una vida en la que el alma está saciada por el Espíritu Santo. La verdadera plenitud no se encuentra en lo que este mundo nos puede dar, sino en la presencia constante de Dios.
Andar en la justicia
Otro aspecto fundamental del mensaje fue la importancia de andar en la justicia. Según el obispo, muchas personas enfrentan dificultades económicas y personales porque han tomado atajos injustos en sus negocios, relaciones o responsabilidades. Dios, como Pastor, guía a Sus hijos por «sendas de justicia», lo que implica ejercer la honestidad, rectitud y fidelidad en todas las áreas de la vida.
Una fe que se refleja en el hogar
El obispo concluyó con una reflexión sobre el testimonio dentro del hogar. Recordó que cada creyente es la iglesia dentro de su casa y que su conducta puede ser un reflejo de la guía de Dios o, por el contrario, un obstáculo para que sus familiares se acerquen a la fe. La forma en que una persona vive su fe, con amor, paciencia y justicia, es el mayor testimonio de que Dios es realmente su Pastor.
La promesa de protección y provisión
El Santo Culto cerró con la reafirmación de la promesa contenida en el Salmo 23: Dios no solo provee guía y paz, sino también protección contra los enemigos y justicia para aquellos que confían en Él.
«Entonces, si Él es su Pastor, no tiene por qué tenerles miedo a sus enemigos. “Obispo, me hicieron brujería”, no se preocupe, nadie prevalecerá contra usted porque su Pastor le va a defender», destacó. La seguridad de contar con la presencia de Dios permite enfrentar cualquier situación con la certeza de que Él estará siempre presente, guiando y sustentando a quienes lo siguen.
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