El mundo pospandemia
Es necesario reflexionar en las consecuencias del comportamiento social causado por los efectos colaterales de este suceso
La pandemia provocada por el nuevo coronavirus se ha extendido rápidamente por los seis continentes del mundo. Dondequiera que iba, dejaba un legado de pérdida, dolor, muerte y mucha pérdida.
A pesar de que aún estamos atravesando la crisis sanitaria, es necesario pensar no solo en cómo sobrevivir ante este embate viral, sino, sobre todo, cómo nos comportaremos en un mundo pos-COVID. El confinamiento dejó, además de pérdidas humanas, secuelas psicológicas que perdurarán durante largos años. Muchos sentimientos estuvieron reprimidos. Sin embargo, es importante buscar el equilibrio, la salud mental y espiritual para no hacer nada de lo que después nos podamos arrepentir.
Especialistas sobre el comportamiento, sociólogos y antropólogos especulan que, tras ese «periodo de tinieblas» en la salud pública mundial, podremos tener un periodo de libertinaje y consumo desenfrenado de bienes, productos y servicios. En un mundo cada vez más digital y preocupado por un nuevo contexto de costumbres y culturas que surgirán.
En el libro Apollo’s Arrow: the Profound and Enduring Impact of Coronavirus on the Way We Live, el medico, sociólogo y profesor de la Universidad de Yale, Estados Unidos, Nicholas Christakis, hizo una reflexión sobre los efectos de la pandemia en la sociedad. Partiendo de una perspectiva histórica, hizo una proyección sobre los acontecimientos de los próximos años.
En una entrevista reciente con la BBC Mundo, el escritor entiende que antes de concluir el ciclo pandémico, el mundo aún tendrá que enfrentar las consecuencias sociales, psicológicas y económicas provocadas por la covid-19 y sus mutaciones. La historia registra que en los dos mil años que pasaron siempre que una pandemia era superada había una gran fiesta. Y todo indica que en el Siglo XXI no será diferente. Muchas personas que tuvieron sueños y proyectos interrumpidos, en caso de que sobrevivan, correrán para realizarlos cueste lo que cueste. Y, para eso, ellas pueden hacer a un lado la prudencia y la cautela.
La vacuna puede ayudar a recuperar la economía y la seguridad que el mercado necesita para retomar el crecimiento. No obstante, es necesario mucho más para recuperar los millones de empleos perdidos y hacer resurgir miles de empresas que cerraron las puertas. También necesitamos un plan para recuperar el tiempo perdido por la interrupción del estudio de los niños. Y, sobre todo, para recuperar la autoestima de las personas que permanecen de luto, por la pérdida de familiares o amigos.
Siempre debemos tener en mente que el virus tiene fuerte impacto psicológico y social. En estos tiempos de dolor y pérdida de seres queridos, reducción de sustento y caída del modelo de vida, las personas necesitan pedirle ayuda a Dios (yendo con mayor frecuencia a la iglesia) y perseverar más en las oraciones y en el ejercicio de la fe.
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