El mayor problema de Dios…

El mayor problema de Dios…

Por Departamento Web 2

No es hacer un milagro, pues para Él todo es posible. Su mayor problema es entrar a la vida de una persona que no quiere conocerlo. Pero para que Dios haga el milagro exterior, tiene que ocurrir primero el milagro interno. Pues, «mientras Él no entre en su interior, su vida será incompleta. Usted puede conquistar materialmente, prosperar, tener familia, lograr todo, porque la fe le hace conquistar, pero continuará vacío, deprimido, inestable…», explicó el obispo Franklin Sanches el pasado domingo 30 de junio.

Por lo general, cuando las personas carecen materialmente, se hacen a la idea de que, si adquieren una casa, si consiguen un trabajo, si logran casarse y/o prosperar, etc., serán felices. Al respecto, el obispo Franklin destaca: «Pero aquel que es rico ya tiene todo eso y aun así es infeliz. [La persona rica ve] que el dinero no compra el amor de sus hijos, no compra el amor de su pareja. Quizá ella tiene recursos para ir a cualquier especialista, hasta en el extranjero, pero su enfermedad no tiene cura. Y el peor dolor que siente es ver que materialmente tiene todo, sin embargo, no es suficiente para hacerla feliz. En cambio, aquel que no tiene nada envidia al que tiene “todo” pensando que el otro es feliz, pero no es así […]. Con esto no estoy queriendo decir que usted no tiene que luchar por su prosperidad, sino que la felicidad no está en eso. Lo que estamos hablando es que la felicidad está en conocer a Jesús».

En el pasado hubo un hombre que descubrió eso. Él tenía un puesto como jefe de los recaudadores de impuestos y era rico. No obstante, «sabía que todos aquellos que siguen a Jesús son felices, quizá no tenían nada materialmente hablando, pero eran muy felices; y por eso, quiso conocerlo», dijo el obispo. Y ese hombre era Zaqueo…

«Habiendo entrado Jesús en Jericó, pasaba por la ciudad. Y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico, trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura.» (Lucas 19:1-3).

De acuerdo con el obispo Franklin, la multitud que no dejaba ver a Zaqueo representa a todo lo que nos impide ver a Jesús: dudas, pecado, resentimiento, rencor… «Mientras la persona no retire eso, no verá a Jesús y espiritualmente será de baja estatura. Cuando la estatura espiritual es baja, solo piensa en conquistas y no entiende que lo espiritual es más valioso. Zaqueo no dejó que aquel obstáculo o la baja estatura le impidieran conocer a Jesús», dijo.

«Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa. Entonces él se apresuró a descender y le recibió con gozo.» (Lucas 19:4-6).

«Vea que Jesús solo puede entrar a la casa, es decir, a la vida, de una persona que quiere conocerlo. [Repito], el problema más grande de Dios no es querer resolver sus problemas, sino entrar a su vida. Para acercarse a Dios, uno tiene que ser como Zaqueo, desprenderse de su ser, de su ego, y humillarse ante Él», detalló.

La decisión de Zaqueo

«Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: Ha ido a hospedarse con un hombre pecador. Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado.» (Lucas 19:7-8).

Jesús no le pidió nada a Zaqueo, ni viceversa. Cuando Él entró, Zaqueo se dio cuenta de que todo lo que tenía no era nada en comparación a lo que había recibido y encontrado: la fuente de la vida, la felicidad, al Salvador. Entonces, todo lo demás perdió su valor, por eso tomó la decisión de dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolverles cuadruplicado a quienes había defraudado.

«¿Cómo iba a aquedar Zaqueo económicamente? No lo sé, pero evidentemente el Señor lo bendijo mucho más. Del mismo modo, cuando Jesús entra dentro de nosotros, todo lo demás pierde su valor y no tenemos apegos a nada ni a nadie, solamente a Él […]. Y si usted pierde algo material, no hay problema, tendrá la seguridad de que lo que Dios le dará es mucho mejor, porque ya tiene ese Tesoro en su interior».

«Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa, ya que él también es hijo de Abraham; porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.» (Lucas 19:9-10).

Otro punto importante es ¿por qué Jesús no había dicho antes que Zaqueo era un hijo de Abraham? Porque, así como el padre de la fe, que no le negó a Dios lo que más amaba (a su único hijo), y puso al Señor en primer lugar, Zaqueo renunció a su mayor amor: el dinero. Ambos mostraron con esa actitud que Dios era más importante que cualquier otra cosa.

«Jesús quiere entrar en usted. Quizá es una persona que hizo cosas horribles, pero no importa. Zaqueo era un pecador, un ladrón, pero quería cambiar. Y el Espíritu Santo puede entrar a su vida, pero no lo hará si usted no decide. Pero si elije tomar su vida y dársela al Señor Jesús en Su Altar, le dará una nueva vida, como se la dio a Zaqueo», finalizó.

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