El granjero, el hijo y el caballo (¿cómo Dios te cuida?)
Reflexiona en esta historia de sabiduría que trae consigo una lección extremadamente importante presentada en el libro bíblico de Proverbios
Había un hombre que vivía con su hijo en una granja y tenían un caballo blanco. Un día, el caballo simplemente desapareció. Nadie logró averiguar dónde estaba.
Entonces los vecinos le dijeron al granjero: «Te robaron tu caballo blanco». Pero el hombre respondió con calma: «No sé si lo robaron, sé que el caballo blanco no está aquí. Vamos a esperar».
A los pocos días apareció el caballo blanco acompañado de otros 15 caballos negros salvajes. Entonces los vecinos dijeron: «¡Qué bendición! Ganaste 15 caballos más». Nuevamente, el granjero dijo: «No sé si es una bendición, lo que sí sé es que ahora tengo 16 caballos».
Un día, el hijo del granjero intentó domar a uno de los caballos negros, pero resultó gravemente herido y no podía caminar. Los vecinos analizaron la situación: «Estos caballos, de hecho, eran una maldición». Al escuchar eso, el hombre dijo: «No sé si es una maldición, solo sé que por ahora mi hijo no puede mover las piernas».
Finalmente, estalló una guerra que involucró al país y todos los jóvenes fueron convocados. Pero el joven fue exento por el accidente que había sufrido.
«¿Qué significa esta historia? A veces, muchas cosas suceden en nuestra vida y nosotros creemos que son buenas, maravillosas, pero terminan siendo malas. Y otras cosas que parecen ser malas, sin embargo terminan siendo un bien. Y esto no solo es una historia. La Palabra de Dios, en el libro de Proverbios, capítulo 27 y versículo 1 dice: “No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el día”», analizó el obispo Renato Cardoso.
Además, el obispo agregó: «Dios nos está enseñando a no sacar conclusiones precipitadas».
El valor del tiempo
En otras palabras, no se trata de que la persona no estará sin emoción al recibir buenas o malas noticias, pero no puede anticipar la conclusión de los acontecimientos de la vida. Hay hechos que solo se aclaran con el paso del tiempo. Solo en el futuro la persona comprenderá el significado de lo sucedido. Entonces los puntos se conectan y todo tiene sentido.
«El tiempo es un gran revelador de cosas y personas. En la historia del agricultor, el tiempo reveló si algo era bueno o malo», dijo el obispo. Es decir, los vecinos juzgaban la situación en el calor del momento, pero el agricultor esperó a que el tiempo lo revelara.
Por eso no podemos sacar conclusiones precipitadas. Quizás ese trabajo perdido, esa relación que no funcionó u otro mal momento en tu vida, fue una bendición disfrazada. Era Dios cuidándote y no lo sabías.
«Nunca lo va a saber, si usted no espera y, confiadamente, aguarda en Dios, quien puede hacer del mal el bien. Él incluso usa el mal para hacer el bien. Dios usa la injusticia para hacer justicia. Él no provoca la injusticia, sino que Él la usa para hacer justicia», concluyó el obispo.
Por lo tanto, lo que nosotros tenemos que hacer es confiar en Dios. Porque Él tiene el control. Él es Señor del tiempo y es justo. Él cuida a los que permanecen confiados en Él. No te precipites.
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