El Espíritu Santo y su acción en los matrimonios

Si alguna vez has escuchado a alguien decir “quiero casarme para ser feliz”, esa persona es infeliz. La felicidad no te la da tu pareja o tu familia, el amor real, viene de Dios.

Quien es inteligente ansia tener el Espíritu Santo, pues cuando Él te llena de Su Presencia, no eres el mismo: quita los complejos, la debilidad, los miedos, la inseguridad y amplía tu visión. Él es lo más importante, es fuerza y por eso si no lo tienes, la voluntad de hacer siempre lo que quieres prevalecerá. Por consiguiente, corres el riesgo de seguir equivocándote en cuestiones de amor.

¿Has tenido un mejor amigo que te aconseja cuando pasas algún problema? ¡Dios es mucho mejor! Amorosamente te guía y te muestra el camino que debes seguir, de ahí la importancia de tenerlo.

¿Qué matrimonio no ha peleado alguna vez? Siendo dos personas opuestas viviendo bajo un mismo techo es imposible que no haya diferencias, pero cuando se origina una pelea, el Espíritu Santo hace que se comprendan brindándoles la capacidad y el valor de reconocer sus errores y pidiéndose perdón si se fallaron uno al otro sin tener que pensar en el divorcio.

Tu vida depende de lo que piensas, el Espíritu Santo te da la capacidad de discernir lo que haces y tú decides tu futuro. Haz una alianza con Él y no sólo tu matrimonio será una bendición, sino que verás la mano de Dios en todo.

Como saber si te ama de verdad

Amor no es ser egoísta o posesivo. No significa que, porque estás en una relación, no debes tener amistades ni puedes estar con tu familia. Si tu pareja quiere todo para él/ella, no te ama de verdad.

Muchos jóvenes caen en el error de pensar que cuando su pareja les escribe demasiado es porque está enamorado(a) y así deben estar a su disposición aun cuando implique hacer lo que no les gusta.

Amor no es terminar y regresar, eso es obsesión. Necesitas aprender a diferenciar entre el amor inteligente y el sentimental que daña y lastima. Es preferible terminar una relación así de este tipo a que te sigan maltratando.

Consolidan su unión ante las leyes de Dios

Socorro y Mario

“Tuvimos el privilegio de casarnos en la ceremonia de los Matrimonios Comunitarios. Antes mi esposo era alcohólico y por eso mismo estuvimos a punto de separarnos. Así que decidimos participar en la Terapia del Amor y en las pláticas, nos enseñaron a unirnos. Consecuencia de esa transformación fue que decidimos sellar nuestro amor ante las leyes de Dios”.

Alfredo y Sully

“Era muy celoso con mi esposa, pues en su trabajo convive mucho con hombres. Por todo peleábamos y no nos llevábamos bien. Nuestra vida cambió participando en la Terapia del Amor. Aprendimos a confiar uno en el otro, a comunicarnos, respetarnos y sobretodo dejé los celos. Quisimos mostrar ese amor que nos tenemos casándonos y vivir felices como matrimonio”.

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