El dolor de la separación

El dolor de la separación

Por Social Media

«Hoy hablaremos sobre un tema muy importante, algo que les preocupa a muchas personas y a lo que la mayoría le teme: la muerte. Y es que, bíblicamente, la muerte no existe», aclaró el obispo Franklin al comienzo del Santo Culto del pasado domingo 18 de agosto.


Dios no creó al hombre para morir. Por eso, puso dentro de él la eternidad, es decir, el alma; ella vive para siempre y en el libro de Génesis podemos encontrar información sobre este tema:


«El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. Y el Señor Dios ordenó al hombre: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.» (Génesis 2:15-17).


«La serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios les ha dicho: No comerán de ningún árbol del huerto? La mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, Dios ha dicho: No comerán de él, ni lo tocarán, para que no mueran.» (Génesis 3:1-3).


Dios dijo que, si tocaban aquel fruto, morirían. No obstante, la serpiente (que es satanás) inició una conversación con Eva, comenzó a cuestionarla y le hizo dudar de la Palabra de Dios.


«Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no morirán. Pues Dios sabe que el día que de él coman, se les abrirán los ojos y ustedes serán como Dios, conociendo el bien y el mal. Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió.» (Génesis 3:4-6).


«En el instante en que comieron, aparentemente no les pasó nada, ¿por qué?», preguntó el obispo. Lo que sucede es que en términos bíblicos, la muerte significa separación.


En Génesis 3:23 está escrito: «Y el Señor Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrara la tierra de la cual fue tomado». Antes, el hombre vivía en comunión y era pleno con Él, pero cuando fue separado, aconteció la muerte.


Hoy en día no es extraño saber de personas que se sienten «muertas en vida», pues no tienen satisfacciones, sino decepciones, porque están lejos del Creador. Y aunque busquen morir para «darle fin» al sufrimiento, no será así. Lo que en realidad va a suceder es que su alma se desprenderá del cuerpo y existirá eternamente. Y todos los que en la Tierra no se entregaron a Jesús, una vez que mueran sufrirán la separación de Dios para siempre, ya no podrá disfrutar de Su presencia.


El propio Señor Jesús habló de ello cuando Lázaro murió.


«Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: Señor, el que Tú amas está enfermo. […] Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba. […] Dijo esto, y después añadió: «Nuestro amigo Lázaro se ha dormido; pero voy a despertarlo.» (Juan 11:3,6,11).


Jesús dijo que Lázaro estaba dormido, porque «cuando el alma duerme en Jesús, al despertar, estará en el Reino de Dios y vivirá eternamente», explicó. En ese caso, el alma de Lázaro no murió, el que estaba muerto era el cuerpo.


Por otra parte, si la persona murió sin Jesús, estará condenada para siempre, porque el infierno es un lugar de llanto y crujir de dientes, pues ahí no está Dios, no hay luz ni amor; y está destinado para los que no quisieron seguir a Jesús.


De hecho, Marta y María (hermanas de Lázaro) conocían la Palabra y tenían la fe de que, al morir él, estaría en la eternidad con Jesús. «Y Marta le contestó: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final.» (Juan 11:24).


El que cree verdaderamente, no morirá


«Yo Soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» (Juan 11:25)


Creer no es simplemente acudir a la iglesia; la verdadera creencia es cuando la persona se entrega completamente al Señor Jesús. De acuerdo con el obispo Franklin, nosotros sabemos que Él volverá y, si aún estamos vivos, nos llevará para habitar en Su Reino. Por eso, es importante mantenerse fiel pase lo que pase. Tal vez esté sufriendo tribulaciones y persecuciones, pero vale la pena mantener la fe.


«Pero ahora, siendo libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte.» (Romanos 6:22).


Lamentablemente, hay personas que quieren vivir en el pecado, pero la paga por este es la muerte; la separación eterna de Dios. «Ahí no hay más qué hacer, pues ninguna veladora ni ninguna oración pueden hacer que una persona vaya del infierno al Cielo.


«Pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.» (Romanos 6:22). La vida eterna es un regalo, ¿cuál es su precio? Creer en el Señor Jesucristo. Él Se sacrificó en la cruz para que nuestros pecados fueran perdonados.


«Si usted dice: “obispo, quiero esa vida eterna, no quiero morir”, “no quiero separarme de Jesús para nada, ni en vida, ni en la muerte” entonces, no espere más. Entréguese por completo a Él», finalizó.

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