El cáncer de tiroides aumentó en las últimas tres décadas

Puede comenzar con una protuberancia en el cuello, ronquera, glándulas inflamadas, problemas a la hora de pasar el alimento o al respirar, molestias en cuello y garganta o tos persistente. Sin embargo, por lo regular el cáncer de tiroides no presenta síntomas o muy pocos y, a veces, solo se descubre cuando el paciente se somete a análisis clínicos por alguna otra razón.

De acuerdo con la American Cancer Society, el cáncer de tiroides se desarrolla en la glándula del mismo nombre, cuando las células incrementan descontroladamente su tamaño. No obstante, pese a que varios científicos han descubierto algunos factores de riesgo, como la edad, el sexo, antecedentes familiares, estos no siempre son un indicador.

«Ante la presencia de un nódulo en el cuello se debe acudir al médico, pues podría ser una señal. Si se trata a tiempo, podría revertirse el diagnóstico», menciona Rodrigo Montes, cirujano. En otros casos, dependiendo del tipo de cáncer y la etapa, se extirpa la glándula tiroides y, si es necesario, los ganglios, cuando se encuentran más grandes de lo común o hay evidencia de propagación.

Para finalizar, el especialista explica que, en las últimas tres décadas, los casos de cáncer de tiroides han aumentado alrededor del mundo.

«Tenía cáncer de tiroides, uno de los más agresivos»

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«Mi diagnóstico era cáncer en la tiroides, uno de los más agresivos. A raíz de esa noticia fue una intensa lucha para mí y los médicos para que estuviera bien, pues este ya me había invadido todo el cuello, ¡era un caso imposible de solucionar! Y es que, pese a que fui sometida a una cirugía para que me extrajeran la tiroides y 12 nódulos cancerígenos, en cualquier momento podía recaer.

Dolores de cabeza en un solo lado, escalofrío, dolor de articulaciones, no comer ni dormir bien eran algunos de los síntomas que tenía. Busqué ayuda en muchos lados, pero no la encontré. Harta de estudios, tratamientos y que no hubiera solución, decidí darle una oportunidad a Dios para revertir esa situación. Por eso no dudé en aceptar la invitación para acudir al Templo de los Milagros.

El primer día que fui, aunque los problemas seguían, parecía como si todo empezara a tomar forma. De inicio, tuve paz y, posteriormente, vi cambios positivos en mi salud. Sabía que no debía de dejar de ir porque recibiría, por mi fe, un milagro. Debo admitir que el camino hacia él no fue fácil, requirió determinación, perseverancia y confianza, pero lo logré.

Hoy, después de haberme sometido a estudios y tratamientos para comprobarlo, estoy limpia del cáncer. No queda rastro de esa terrible enfermedad que tanto me hizo sufrir. Si ahora lloro es de alegría y agradecimiento a mi Señor Jesús por permitirme vivir y por tantas bondades.» -Lorena Bermúdez