El amor, devaluado en tiempos modernos

En tiempos actuales en los que todo ha cambiado y la nueva tecnología está latente, aspectos como la familia, los amigos y el amor también han sufrido una metamorfosis. Dulce María Pérez Torres, profesora investigadora de la Facultad de Psicología de la UPAEP, explica que el concepto de amor se ha devaluado.

«Actualmente, las relaciones rápidas y volátiles, son lo común. Antes las personas duraban mucho más tiempo juntas, se pensaba en un futuro de pareja. No obstante, ha venido en aumento la idea de que, si la relación no funciona, se termina y, en caso de estar casados, el divorcio es lo mejor. Las parejas ya no luchan por salvar la relación», indicó Pérez Torres.

«Y es que ahora, con el Internet y el mundo tan complejo que tenemos, las personas deciden tener relaciones muy intensas a distancia, lo que marca una diferencia en cuanto al compromiso, la intimidad y la responsabilidad entre la pareja», apuntó la investigadora.

Anteriormente, existía una etapa de enamoramiento, después venía el compromiso y el matrimonio. Ahora no, hoy todo es muy rápido; todo es desechable. Esto se debe a que la convivencia ya no es la misma, la gente ha cambiado las redes sociales por el contacto físico y la interacción con el prójimo de manera personal.

«No sabía lo que implicaba amar y ser jefe de familia»

«Francamente yo era un desastre. Me casé joven, pero me negaba a dejar atrás mi vida de libertad y falta de compromisos. Sin embargo, al estar con mi esposo me topé con que la vida de casado era distinta. Además, esta nueva etapa requería de más gastos para los cuales no estaba preparado y esto me generó un conflicto más.

Con el paso del tiempo, este conflicto se agravó más porque llegó mi hija. Ahora no solo eran las responsabilidades, sentí que mi esposa me desechaba. Entonces busqué con otra persona, la atención que pensé no tenía en casa.

No obstante, en nada mejoró mi situación la culpa no me dejaba en paz. Tomaba alcohol, descuidé mi aspecto físico y hasta pensé en el suicidio, pero justo cuando creí que no podría seguir adelante, me acordé de la Universal.

Me di cuenta que necesitaba de Dios y decidí acudir a Él, en las reuniones del Templo de los Milagros. Participando en la Terapia del Amor me di cuenta de lo que estaba haciendo mal; con las predicas dadas, aprendí a ser un buen jefe de familia y recuperé el amor de mi esposa e hija.
Actualmente soy un hombre feliz, cuido a mi esposa, la amo, la respeto. Conozco lo que es el amor de verdad y puedo hacerle frente a mi responsabilidad.» – Jaime Salazar