Domingo del Fuego, con la Santa Cena

Participa y haz una prueba con Dios para ver los resultados de tus esfuerzos finalmente llegar

Todos los días tomas decisiones, elecciones que determinarán resultados en tu vida. Y como todo el mundo, quieres ver los resultados positivos de tus esfuerzos: estudio, trabajo, inversiones financieras y de tu fe. Pero al notar que eso no sucede, entonces, ¿qué actitud tomar?

Entendiendo…

Llega un momento en el que solamente una prueba puede traer el resultado y la transformación deseada. Hay situaciones que exigen algo más que el esfuerzo humano o natural.

El profeta Elías fue usado por Dios para mostrar que hay situaciones que solo se resuelven con el uso de la fe sobrenatural (lee 1 Reyes 18). En ese suceso, Dios le respondió al pueblo enviando fuego del cielo.

¿Qué hacer?

Este domingo 10 de julio se llevará a cabo el Domingo del Fuego, con la Santa Cena.

Participa y haz una prueba con Dios para ver finalmente llegar los resultados de tus esfuerzos.

«Amontonados y sin dinero, así vivíamos» 

«En mi familia lo que sobraba eran los problemas. No había dinero ni para lo más fundamental como vestir o calzar. Hartos de las carencias, mis papás peleaban, estaban al borde de la separación. Por tratar de que las cosas fueran diferentes, mi papá se fue a los Estados Unidos, pero regresó a México muy enfermo. Él quiso recuperar la salud acudiendo a brujos, aun sin dinero buscó la forma de pagarles, pero todo empeoró. Era algo crítico, vivíamos 5 personas en un cuartito, amontonados y en condiciones deplorables. Quería escapar de esa realidad. En una ocasión nos regalaron un periódico de la Universal y, al ver los testimonios, tomamos la decisión de tocar esa última puerta.  

Conforme íbamos a las reuniones y usábamos la fe, notamos que mi papá sanó de sus dolencias y su relación con mi mamá pudo reconstruirse. Fue en el altar de Dios donde hicimos un desafío de fe, la respuesta fue impresionante. Conquistamos un negocio propio de antojitos mexicanos, ya no pagamos renta ni vivimos amontonados, tenemos casa propia. Aunado a eso, Él nos prosperó al grado de que obtuvimos una camioneta 0 kilómetros. Y no tenemos palabras para agradecerle al Espíritu Santo la paz que vino a traerle a familia.» -Liliana Mena 

Te esperamos especialmente a las 10 a. m., en el Templo de los Milagros: Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya o en la Universal más cercana a tu domicilio.

Ve a continuación: La riqueza y la pobreza de la sal