Desobediencia: ¿un portal hacia las maldiciones?
«La fe implica obediencia. No existe fe sin ella, o hasta existe, pero es frágil y no trae ningún beneficio. Además, la tristeza, duda, preocupación, ansiedad… también son una consecuencia de la misma. Hay quienes, en esta condición, le piden cosas a Dios, pero al no ver una respuesta, piensan que Él no oye ni escucha. Sin embargo, la razón principal es que las bendiciones sólo se obtienen a través de la fe obediente», explica el obispo Edir Macedo.
Remontémonos al tiempo de Adán y Eva. Como bien sabemos, Dios los creó seres inmortales, les dio todo lo que necesitaban y lo mejor de todo es que tenían acceso a Él en cualquier momento. No obstante, al desobedecer una indicación que Les dio, incluso para su propio beneficio, perdieron esos derechos, fueron expulsados del paraíso y terminaron vagando en la Tierra.
¿Recuerdas alguna vez que tus padres o algún familiar te aconsejaron no hacer algo porque podría perjudicarte y aun así lo hiciste? Posiblemente, después escuchaste el tan odiado «te lo dije». Culpar a los demás no sirvió de nada, pues tu consciencia te hizo ver que fuiste tú quien se equivocó. Lo mismo sucede con Dios, la desobediencia a Su Palabra complica las cosas.
Puede ser que la vida no te esté pintando como esperabas, pero si te dispones a seguir los consejos que Dios tiene para ti, podrías acabar con cualquier maldición que esté en tu familia, salud, economía o cualquier otro ámbito.
Ser bendecido, o no, es cuestión de una decisión. ¿Qué eliges?
«He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición» (Deuteronomio 11:26).
(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.
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