Descansa, come, bebe, descansa…
No te pierdas el 4.to episodio de la Alerta de la Salvación. Participa este miércoles en la Universal más cercana.
Cuando estuvo físicamente en la Tierra, Jesús alertó a las personas con respecto al tema del título:
«También les refirió una parábola, diciendo: La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. Y pensaba dentro de sí, diciendo: «¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?». Entonces dijo: «Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete». Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?». Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.» (Lucas 12:16-21).
En otras palabras, en esta situación hipotética, el Señor Jesús quiso dejar el mensaje de que muchas personas no logran ver el plano espiritual y, por eso, invierten solo en el plano material.
Ellas viven en función del dinero, la familia y otras conquistas —nada en contra de todo eso—, pero dejan de lado lo que más importa: la situación de ellas delante de Dios. No hay ningún problema en conquistar bienes en la Tierra, el problema sucede cuando lo material se vuelve una prioridad para la persona, por encima de la necesidad de tener a Dios.
Al respecto, el obispo Edir Macedo enseña: «Nada es más valioso en este mundo que nuestra alma. La vida es don de Dios y no termina cuando llega la muerte. El cuerpo es perecedero, pero el alma vive eternamente. Quien desprecia esa realidad comete una locura irreparable contra sí mismo. Así como la vida del hombre rico de la parábola llegó a su fin, llega al fin la existencia de todas las personas en la Tierra. Sin embargo, el alma permanece viva para siempre. Las escrituras dejan claro que la responsabilidad de prepararse para la eternidad es de cada uno. Acumular riquezas en este mundo y no importarse en adquirir tesoros espirituales implica quedarse sin nada en la eternidad».
Por eso, a pesar de las luchas y las dificultades que enfrentes diariamente, nunca dejes de lado lo que más importa: la vida con Dios. Los demonios, más que nadie, saben que habrá una condenación y, así, ellos trabajan diariamente para impedir que el ser humano alcance esa dádiva: la salvación del alma.
Si deseas comprender más al respecto de este tema, participa los miércoles para ver la serie de la Alerta de la Salvación. Esta vez se presentará el tercer episodio. Participa a las 7 p. m. en el Templo de los Milagros, Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya, CDMX. O bien, acude a la Universal más cercana a tu domicilio.
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