De la herida a la cicatriz: ¿cómo darle la vuelta al juego?

De la herida a la cicatriz: ¿cómo darle la vuelta al juego?

Por Departamento Web 2

Es imposible pasar por todas las fases de la vida y no obtener ninguna marca. Inevitablemente, muchas situaciones suceden a lo largo de la historia de una persona y quedan registradas en su memoria, algunas son buenas y otras, malas, y ocupan un espacio en la mente, en el corazón e incluso en el propio cuerpo. La gran cuestión es que hay casos en los que el pasado está tan presente que llega a afectar e interferir en el mañana. Quien carga con una herida abierta, intenta seguir adelante, pero tarde o temprano vuelve al punto de partida. Para darle la vuelta al juego, es necesario que la herida se convierta en cicatriz.

Según la definición de especialistas, el trauma psicológico es considerado una reacción emocional a un suceso que dejó heridas en la memoria y en el concepto de identidad de una persona. Varias situaciones pueden llevar a alguien a esa etapa, desde una infancia dolorosa hasta el abuso sexual, la traición y el abandono.

La primera respuesta de nuestro organismo ante una situación estresante es la liberación de hormonas, como adrenalina y cortisol, que estimulan el cuerpo, preparándolo para luchar o huir. Algunos recuerdos pueden, incluso, generar sensaciones físicas, como tensión muscular, taquicardia, náuseas y fatiga. La repetición constante de ese cuadro puede caracterizar al trauma.

Mientras algunos eventos son superados con el refuerzo de detonadores positivos, otros perduran. En estos casos, las situaciones incómodas y traumatizantes aún son capaces de generar sentimientos que añaden una dosis de sufrimiento a la vida, como rencor, aflicción y miedo. «Ellos pueden dejar a la persona más ansiosa, insegura, alimentar el sentimiento de desconfianza con la familia, pareja, amigos, entre otros. Además de eso, el trauma puede ser tan doloroso, como una sensación de luto, que la persona no logra salir del ambiente en el cual se encuentra y entra en pánico», explicó Nadia Valente, psicóloga clínica.

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Intentos de cambiar

En general, para protegerse, la persona que convive con el dolor de una herida abierta intenta defenderse como puede. Hay quienes transmiten la sensación de felicidad y alegría cerca de los demás, en la escuela o el trabajo, sin embargo, dentro de casa —el lugar en donde se sienten más seguros— su verdadero «yo» aparece. No se trata de fingir, sino de tener confianza y mostrarse como es solo en determinados lugares o para personas específicas en las cuales confía. Sin embargo, eso la convierte en un rehén de la apariencia.

Quien carga un trauma, busca alternativas, a veces incluso de forma inconsciente, para evitar que la situación desagradable suceda nuevamente o borre lo que sucedió. «Una persona que sufrió un abuso, por ejemplo, puede desarrollar un hábito compulsivo de verificar si realmente las puertas y las ventanas están cerradas o desarrollar el trastorno de lavarse las manos varias veces al día para sentirse limpio», explicó la especialista.

El miedo de que la situación se repita genera una verdadera parálisis en todas las áreas de la vida. Además de la salud física y mental, cada trauma acumulado a lo largo de la vida puede generar respuestas negativas cuando se trata de relaciones, trabajo, familia, etc. De esa manera, es como si la persona viviera en un ciclo infinito: ella intenta ocuparse para olvidar y la vida incluso avanza, pero luego recuerda lo que sucedió, retoma sensaciones y sentimientos que perturban su rutina y la llevan de vuelta al punto de partida. Eso tiene una explicación: el tiempo, por sí solo, no resuelve el pasado. «La herida nunca se va a resolver sola, pero es posible superar un trauma. Eso sucede cuando la persona aprende de lo que sucedió y disminuye la frecuencia del recuerdo, para que en el futuro logre vivir naturalmente», finaliza.

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Cicatrizando la herida

Mientras por un lado los traumas son visibles y claros, hay casos en los que el individuo ni se da cuenta de que la raíz de sus actitudes y comportamientos es una situación del pasado que estaba sin resolver. Muchas personas ni siquiera saben que traen consigo una herida abierta porque hay quienes consideran cosas que no son normales como normales.

Alguien con celos exagerados de su pareja, por ejemplo, pudo haber desarrollado esa reacción por situaciones que vio dentro de casa cuando era niño o incluso por una traición en la relación anterior. La dificultad de creer en el amor también puede relacionarse con la falta de afecto a lo largo de la vida o al sinnúmero de decepciones. También hay personas que tienen una herida abierta a causa de un accidente automovilístico que sucedió en el pasado y hasta ahora tienen miedo de manejar. Aunque los años han pasado, la situación viene a la mente de la persona como si hubiera sucedido hoy y esa es una de las señales de que ella está traumada. En términos generales, todo lo que la persona no logra olvidar o que cuando recuerda le duele, podemos decir que es una herida.

A diferencia de lo que muchos piensan, el dolor del pasado no se vuelve estático, este crece a medida que afecta la personalidad de aquel que lo carga. Quien está en esta situación tiende a ser una persona con amargura y se desquita con los demás de lo que le hicieron. Es aquella persona que suele pelear con todo el mundo y perjudica todas sus relaciones.

Para darle un fin definitivo a ese dolor y a todo el sufrimiento que este desencadena, el 24 de julio se llevará a cabo en el Templo de los Milagros (Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya) y en todas las Universal, el encuentro De la Herida a la Cicatriz: Curando el Pasado. Esta es una oportunidad para identificar la raíz del problema y sanarla de manera eficiente.

Muchas personas incluso buscan ayuda para liberarse del dolor, pero intentan tratarlo por medios físicos. Cuando, en realidad, la herida es en el alma, lo físico no puede alcanzarla.

Puede que incluso nadie sepa lo que sucede en tu interior, pero el disfraz que funciona con todos los que están a tu alrededor no engaña a Dios. Él ha estado esperando con los brazos abiertos para darle fin a tu sufrimiento. Si crees que ya has intentado de todo para resolver esa cuestión interna, date una oportunidad a ti mismo(a) y participa en este encuentro. Por medio de tu fe en Dios, puedes sanar tus heridas de adentro hacia afuera.

Te esperamos especialmente a las 10 a. m., consulta los horarios en la ubicación de la Universal más cerca de ti.

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(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.

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