Cuando veas un grupo de amigos, fíjate en esto

Estudios señalan que somos el promedio de los amigos con los que nos relacionamos. Si analizas a tus amigos, tomando en cuenta sus valores, el carácter, la personalidad, los objetivos de cada uno de ellos y sacas el promedio, estarás muy cerca de aquello que realmente eres. Como dice el refrán: «Dime con quién andas, y te diré quién eres».

La Palabra de Dios revela sabiduría antigua, pero que no pasa de moda: «¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores» (Salmos 1:1). El rey David dice: «Con los falsos no me he sentado, ni con los hipócritas iré.» (Salmos 26:4).

La persona que es sabia y quiere preservarse del mal, escoge muy bien sus amistades y si tú eres de los que dicen que no son influenciados por sus amigos, estarías siendo ingenuo.  Basta con observar cuando encuentres un grupo de amigos, quédate a cierta distancia y observa que siempre hay uno que influencia a los demás.

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Es como aquel viejo dicho, «aquel que habla siembra y, quien oye cosecha». Es decir, la persona que está hablando, está sembrando en la cabeza de otra persona un pensamiento o una idea. No obstante, la Palabra de Dios nos orienta a no mezclarnos con personas vanas, hipócritas y, hay muchas maneras de ser influenciados hasta por personas con las que nunca nos sentamos a platicar. Ya sea en el autobús, el baño, en el sofá de la casa, o en cualquier lugar, traemos hasta nosotros sus palabras a través del celular, la televisión, el internet y los grupos de WhatsApp.

No es que debas aislarte del mundo, sino que debes escoger bien con quien te relacionas. La Biblia dice que «el hierro se afila con el hierro» (Proverbios 27:17). Entonces, debes buscar a alguien que te va a afilar, te va a ayudar a ser mejor al mostrarte tus errores cuando estés equivocado, y no te dirá cosas nocivas para tu fe.

Las palabras generan pensamientos y emociones, ellas pueden traer alegría, tristeza, preocupación o esperanza; pueden permanecer durante años en tu interior, dormidas en tu cabeza y, en el momento oportuno, brotar. Por ejemplo, cuando alguien te habla de otra persona, en tu mente se queda una palabra por meses y hasta años y, cuando te encuentras con aquella persona, recuerdas lo que te habían dicho de ella y reaccionas con base en eso.

Tal vez no estás avanzando en tu vida a causa de las amistades que tienes. Aunque la persona te haya ayudado, puede ser que hoy ella te genera problemas, te confunda y sea un tropiezo en tu vida. Por lo tanto, vigila y cuida quienes son tus amistades.

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