¿Cuál ha sido tu gigante?

En razón de tantos problemas existentes, no es difícil toparse con personas que se sienten acorraladas y amedrentadas por ellos. Hay quienes se sienten humillados ante un diagnóstico considerado irreversible, una pérdida, un divorcio, los vicios, la depresión, entre otros problemas.

Muchos han visto el «gigante» en su vida económica, por ejemplo. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta julio de 2022, el 3.2 % de la población mexicana estuvo desempleada durante un periodo mayor a 6 meses. Hablando aún sobre finanzas, el mismo instituto informó que más de la mitad de los mexicanos se encuentran endeudados. Cuando se habla de los precios en los supermercados, las cuentas también entran en escena: una investigación reciente señaló que hubo un aumento en el número de personas que dejan productos en las cajas de cobro por darse cuenta de que no lograrán pagar todo lo que eligieron.

Los «gigantes» también surgen en la salud mental: un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que los casos de depresión y ansiedad aumentaron 25 % en el mundo y la soledad fue uno de los detonadores señalados.

¿Pesadilla o realidad?

¿Quién nunca ha escuchado hablar del enfrentamiento entre David y Goliat? Los detalles de la historia, que narran la fe de un muchacho que enfrentó a un gigante, pueden encontrarse en la Biblia, en 1 Samuel 17. Estimulado por su indignación, David se opuso a lo que sus ojos veían: «Entonces David habló a los que estaban junto a él, diciendo: […] ¿Quién es este filisteo incircunciso para desafiar a los escuadrones del Dios viviente?» (1 Samuel 17:24-26). Al ofrecerse para enfrentar una batalla, todo lo que David llevó consigo fue un zurrón, una honda y 5 piedras (1 Samuel 17:40) y, aunque no tuviera la menor oportunidad, solo una fue suficiente para derribar al gigante Goliat y darle fin a aquella situación (1 Samuel 17:49-50).

Aunque los personajes cambien, la historia se repite cuando la persona se enfrenta a una dificultad que, para los ojos humanos, parece imposible de solucionar. Sin embargo, la resolución para ese problema no es diferente. David y Goliat ya no están, pero el mismo espíritu continúa levantándose para traer la vergüenza y humillación. Si el espíritu que movió a Goliat aún existe, el Espíritu que impulsó a David también es el mismo: solo necesitas encontrar la misma fe. David venció a Goliat porque supo hacer uso de ese poder extraordinario.

El Espíritu Santo en tu interior

En realidad, la vida de David comenzó a cambiar cuando Dios lo encontró y lo ungió con Su Espíritu, como puede observarse en Salmos 89:20-23: «He hallado a David Mi siervo; lo he ungido con Mi óleo santo, y con él estará siempre Mi mano; Mi brazo también lo fortalecerá. No lo engañará el enemigo, ni lo afligirá el hijo de maldad. Sino que yo aplastaré a sus adversarios delante de él, y heriré a los que lo aborrecen». ¿Quién no quiere para sí mismo la protección y, sobre todo, las bendiciones Divinas? No obstante, no solo estas sino otras consideraciones Sagradas se condicionan a una particularidad a la que pocos ponen atención. Si todos quieren ser llamados e invitados a disfrutar de las bendiciones, ¿quién, al igual que David, Moisés (1 Samuel 1), Josué (Josué 24:29) y Job (Job 1:8) espera ser llamado por Dios como siervo? ¿Quién acepta someterse a Su Voluntad antes de ser servido?

Humanamente, sin condiciones y menospreciado por su propia familia, que incluso en la presencia del profeta Samuel lo excluyó, David fue elegido por Dios, que encontró a alguien a quien le podría confiar Su Espíritu y llamarlo verdaderamente siervo. Fue lo que sucedió en cuanto el profeta derramó el aceite sobre su cabeza. De la misma forma, cuando el Espíritu Santo habita en alguien, se genera en él una fuerza sobrenatural capaz de hacerle superar todos los obstáculos.

Para los que están cansados y disgustados con su propia realidad, una oportunidad es capaz de despertarlas. Si tienes un problema gigante, más grande que tú, que crees que es más fuerte e imposible de vencer con tus propias fuerzas humanas, vas a tomar las piedras en tus manos, como lo hizo David, y ve contra tu gigante, y por medio de tu fe, el propio Dios hará que ese Goliat sea derribado.

Durante el mes de septiembre, los que quieren vencer a «Goliat» deben hacer lo mismo que David. En este propósito especial, le presentarás a Dios tu mayor problema.

Busca el Templo de los Milagros, que se encuentra en Av. Revolución # 253, col. Tacubaya, CDMX, o la Universal más cercana para saber más, pues llegó el momento de derribarlo.