¿Cuál es la diferencia visual entre la mujer de Dios y la mujer carnal?

No nos vestimos, ni nos maquillamos, ni andamos como las demás mujeres de este mundo

En el pasado, la diferencia entre el pueblo de Dios y los demás pueblos era muy clara. No solo en el comportamiento, por ejemplo, no trabajar los sábados, ni en las creencias como los diez mandamientos, sino también en la forma de vestirse también.

Las mujeres hebreas no se vestían, ni andaban como las demás mujeres de los demás pueblos, y eso era claro en su mirada hacia ellas. Esa diferencia no era para que alguien se sintiera mejor que los demás, sino que era una forma de mostrar a quién servían.

El Señor Jesús dijo al respecto de no preocuparnos por lo que vamos a vestir (Lucas 12:22-23). El Espíritu habló a través de Pedro sobre que nuestros adornos no sean los mismos que otras mujeres usan (1 Pedro 3:3-5), y a través de Pablo sobre que nuestro cuerpo es el Templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Salomón habló de la mujer discreta (Proverbios 11:22) y una de las características más intrigantes de la historia de Ester es que ella no quiso usar las joyas del palacio que todas las demás jóvenes vírgenes usaban para encontrarse con el rey la primera noche (Ester 2:15) y ella fue la escogida por él. Es decir, para una buena entendedora, no nos vestimos, ni nos maquillamos ni andamos como las demás mujeres de este mundo. Somos muy diferentes.

Pero ¿qué es una buena entendedora? Es quien tiene oídos para oír. Quien no entiende es porque no quiere dejar sus vanidades. Es por eso que muchas veces usted no logra identificar quién es quién, principalmente en las redes sociales, dentro de la famosa excusa de que lo que es bonito es para mostrarlo… Es como si en la época de Moisés, una hebrea vistiera como una egipcia, y dijera que lo importante es que es hebrea en el corazón.

La pregunta que queda es: si es en el corazón, ¿no era para que se extendiera al exterior? Si la boca dice de lo que está lleno el corazón, ¿imagina la forma en que me visto, me arreglo, me maquillo, me expongo por ahí?

En el fondo, el corazón de esas mujeres está lleno de lascivia (sensualidad). Aquella mirada seductora, con las cejas muy arqueadas, dando aquel look empoderado y sensual, no brilla nada la luz del Espíritu Santo, ¡mucho menos representa a nuestro Dios!

En la fe.

Por Cristiane Cardoso