Cruce la puerta

Cruce la puerta

Por Departamento Web 2

Dios quiere que usted tenga una vida plena. De acuerdo con lo que enseñó el obispo Franklin el pasado domingo en el Santo Culto, eso está escrito en Su Palabra y,  cuando uno cree en ella y la pone por obra, es imposible que su vida no cambie. «La Biblia no es un libro de historias, lo que está escrito lo podemos “cobrar”, porque fue Él quien lo dejó registrado. A través de la fe podemos alcanzar lo que promete», explicó. Cuando usted comienza a leer la Palabra, esta entra en su interior como una espada que lo mueve y cambia; no significa que se volverá un religioso, porque la fe bíblica es racional e inteligente, que se mueve no por lo que siente, sino por lo que está escrito.

«En el libro de Génesis, capítulo 28, encontramos la manera de tener una vida diferente. Tal vez dice: “obispo, vivo en la calle”, “mi marido me abandonó” o “no tengo ni un peso en la cartera”, sin embargo, si tiene la Palabra, lo tiene todo», comentó. Ese capítulo habla sobre un hombre llamado Jacob, quien tuvo que huir de su casa, pues su propio hermano lo quería matar; aunque su hermano le vendió el derecho de la primogenitura, él también hizo trampa. «Ese hombre sufrió por actuar de esa forma y se arrepintió. Sin embargo, tuvo que huir de su casa con una mano por delante y otra por detrás, porque no tenía nada ni quién lo respaldara».

«Jacob partió de Beerseba y se fue hacia Harán. Y llegó a cierto lugar y pasó allí la noche, porque el sol ya se había puesto. Tomó una de las piedras de aquel lugar, la puso como cabecera y se acostó en aquel lugar.» (Génesis 28:10-11).

Al huir, tuvo que pasar la noche en el desierto y agarró una piedra para recostar su cabeza. El obispo enseñó que «esa piedra representa la piedra angular que es Cristo, Jesús es la Palabra; está escrito que el Verbo se hizo carne. Cuando se acostó sobre la piedra, Jacob estaba colocando su cabeza sobre la Palabra, poniendo su mente en los pensamientos de Dios». De pronto, usted está como Jacob, en su casa no tiene ni una cama, vive con carencias, está desesperado y no sabe qué hacer. Con todos esos problemas, ¿qué pensamientos vienen a su mente? Solo los negativos. Pero si su cabeza está en la Palabra de Dios, sus ideas cambian. ¿Qué sucedió luego de que Jacob se recostó sobre la piedra? «Entonces soñó, y he aquí una escalera puesta en la tierra, cuya parte superior alcanzaba el cielo. He aquí que los ángeles de Dios subían y descendían por ella. Y he aquí que el Señor estaba en lo alto de ella» (Génesis 28:12-13).

«El sueño de Jacob hablaba de ángeles que subían y bajaban de escaleras. A mi modo de ver, la primera cosa que Dios quería enseñarle a Jacob era que para subir no necesitaba hacer trampa. Todo el mundo quiere subir en la vida, pero no podemos subir de la forma equivocada. Dios mostró que los ángeles subían escalón por escalón; a veces la gente viene a la iglesia, viene con 20 o 30 años de fracaso o sufrimiento y quiere que en una semana se arregle todo. Es mejor ir paso a paso confiando en las promesas, luchando y perseverando». Además, los ángeles también bajaban, significa que él nunca iba a estar solo, que Dios estaría con él y que los ángeles estarían para protegerlo, pues Jacob tenía miedo de morir. «Asimismo, ustedes están en la iglesia porque los ángeles los trajeron y protegieron para llegar. Porque cuando usted quiere agradar a Dios, puede estar seguro de que a su alrededor hay ángeles y, cuando llegue su hora de morir, nada podrá impedirlo, pero los ángeles le acompañarán al Cielo, pues su mente está en la Palabra».

La Biblia también dice que el Señor estaba en lo alto de la escalera, es decir, al final de nuestra vida el objetivo es llegar a lo Alto y encontrarnos con nuestro Salvador. «Puede que su esposo o esposa le haya abandonado, tal vez todos se olvidaron de usted, pero Dios le da la certeza de que está subiendo esa escalera con un solo objetivo: estar con Jesús», comentó el obispo.

«Y he aquí que el Señor estaba en lo alto de ella y dijo: Yo Soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Tus descendientes serán como el polvo de la tierra. Te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur, y en ti y en tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra.» (Génesis 28:13-14). Dios le hizo una promesa y lo mismo está haciendo con usted. Tal vez se ve pequeño e insignificante, pero Él quiere hacer cosas grandes en su vida.

«He aquí que Yo estoy contigo; Yo te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Jacob despertó de su sueño y dijo: ¡Ciertamente el Señor está presente en este lugar, y yo no lo sabía! Él tuvo miedo y dijo: ¡Cuán temible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo.» (Génesis 28:15-17).

De la misma manera, la iglesia no es solo un templo, sino la casa de Dios y puerta del Cielo. «Usted ya está aquí, en la puerta. Depende de cada uno si quiere quedarse afuera, es decir, sufriendo, o si quiere cruzar la puerta y colocar su fe en lo que está escrito», explicó. Para cruzar la puerta es necesario entregarle a Dios toda su vida y su alma. Si en este momento usted toma la decisión de cruzar, y así como Jacob, colocar su cabeza en la Palabra, el Espíritu Santo puede entrar en su vida. Cuando hay una entrega completa y la obediencia a lo que está escrito, Él le transforma.

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