Conoce nuestra sede de la Universal en Aguascalientes

Además de ser considerado uno de los lugares más coloniales de la República, Aguascalientes ha sido un sitio en el que un gran número de personas han encontrado una nueva oportunidad para ser felices por medio de la fe en el Señor Jesús, así como de practicar constantemente la herramienta que nos fue dada por Él para conquistar una vida exitosa y vencer los dificultades del día a día: la fe.

Quien visita Aguascalientes sabe lo imponentes y hermosas que son las estructuras arquitectónicas, esto incluye al recinto de la Universal que, además de asombrar por la belleza de su apariencia, ha sido punto de encuentro entre el Creador y los que sufren por causa de enfermedades, indiferencia familiar, vicios o porque no le encuentran sentido a la vida. Pero hoy, gracias a Dios, lo superaron.

A donde quiera que vayas, encontrarás una sede de la Universal cerca. Ahora bien, si deseas visitar este estado, no dejes de acudir a las reuniones que ahí se realizan y llevarte una experiencia increíble. La ubicación es Av. 5 de mayo núm. 105, Col. Centro y los horarios en los que puedes asistir son los mismos que en la Ciudad de México.

¡Hay un lugar reservado para ti!

«La Universal fue la puerta de salida para mi sufrimiento»

«Los problemas que había entre mis seres queridos hacían que me sintiera triste. No obstante, de ser un solo sentimiento, se convirtió en una depresión en la que no veía salida e, incluso, pensé que el suicidio era el fin de mi sufrimiento. Como vía de escape, me acerqué a personas que, lejos de ayudarme, me orillaron a los vicios.

Por otra parte, mi madre estaba enferma, mi hermano era adicto a las drogas y mi padre al alcohol, ambos casi pierden la vida por una sobredosis y una congestión alcohólica, respectivamente. ¡Ese fue el peor momento que viví! 

Esta situación me robaba el sueño y me dejó traumas, pues ¿cómo ayudar a un joven que fue anexado 16 veces y que, de hecho, hasta a la cárcel fue a dar?

Para mí, no había solución hasta que me presentaron a Dios en la Universal. No sé qué pasó, pero desde el primer momento que puse mis pies en este lugar, volví a creer que había una respuesta. Poco a poco, mi familia fue cambiando y las carencias de todo tipo en mi casa acabaron; hoy, puedo decir que mi hermano, mi padre y yo no tenemos vicios, mi madre también sanó.

Al poco tiempo, me casé y empecé a prosperar junto con mi esposo. Ahora, tenemos una casa y un auto propio.

Lo que Dios me ha dado es mayor que lo que pueda ofrecerle», Guadalupe Álvarez.