¿Cómo será el Juicio Final descrito por el Señor Jesús?
El Fin de los Tiempos, propiamente dicho, empezará cuando se le permita al anticristo —un líder inspirado por el infierno— mostrarse ante este mundo.
Al respecto, la Biblia retrata ese momento por un ser montado a caballo blanco, que simboliza la falsa paz de la cual él dará un discurso (Apocalipsis 6:2).
Simultáneamente, Cristo llevará a Su Reino aquellos que poseen una alianza con Él. Ese fenómeno es conocido como el Día del Arrebatamiento.
A partir de eso, el planeta experimentará 7 años de dominio del anticristo. Entonces, las catástrofes más terribles afectarán a este mundo. Y todo será destruido.
El Señor Jesús inicia este mensaje en Mateo 25, hablando de Su segunda venida, que ocurrirá al final de esa Gran Tribulación.
Él volverá y derrotará al anticristo y al falso profeta, que van a ser arrojados al lago de fuego. Satanás será encadenado durante mil años (Apocalipsis 20). Después, sucederá el juicio de las personas, el Juicio Final.
Ovejas y cabritos
En ese periodo, habrá dos grupos: los que se arrepintieron de sus errores y se reconciliaron con el Señor Jesús, haciendo una alianza con Él, y los que Lo rechazaron y permanecieron en el pecado.
Entonces, en este juicio. El Santísimo separará a los «cabritos» de las ovejas, como se anunció en el pasaje bíblico de Mateo 25.
«Los cabritos y las ovejas pastaban juntos durante el día; pero, al caer la tarde, el pastor los separaba. Los cabritos eran colocados de un lado y las ovejas, del otro. Igualmente, el Señor Jesús usó ese ejemplo tan común en el día a día de las personas de aquella época para facilitar la comprensión de ellas en cuanto a lo que Él hará en Su venida», explica el obispo Edir Macedo.
Por lo tanto, en el día del Juicio Final, nadie podrá esconderse. Y todo lo que se hizo en vida será revelado y evaluado.
En ese día, valdrá la pena todo el sacrificio hecho para obedecer los Mandamientos de Dios. Porque, los justos serán separados para el Reino de Dios y vivirán allí para siempre.
Amor al prójimo
Además de eso, es interesante notar que el Señor Jesús también llama la atención para las buenas obras.
Cabe observar que la Salvación no es conquistada porque la merecemos, sino porque reconocemos al Señor Jesús como Salvador de nuestra alma (Efesios 2:8-9 y Romanos 10:9).
No obstante, quien nace de Dios, empieza a tener Su misma naturaleza. Debido a eso, la persona desea transmitirle a todos lo que recibe del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).
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