¿Cómo sé que tengo el Espíritu Santo?

Conoce las señales que debes observar en ti mismo

«Señal» es cualquier manifestación que permite conocer, reconocer o prever alguna cosa. ¿Y qué señal revela que una persona tiene el Espíritu Santo? Al respecto, el obispo Renato Cardoso aclaró que cuando una persona recibe el Espíritu Santo hay una transformación en su interior y ella se vuelve una nueva criatura. En ella, entonces, comienza a percibirse el fruto del Espíritu Santo.

«Quien era ella hasta ese momento se vuelve solo una memoria, una historia», resalta. Por ejemplo, una persona de temperamento irascible, de mal genio, al recibir el Espíritu Santo empieza a tener el fruto del dominio propio. Por lo tanto, ya no pierde el control de sí misma. ¿Va a dejar de sentir enojo? «No». Hay enojo, que proviene de Dios, que es el que sentimos al ver injusticias. Pero es diferente de «explotar», insultar y hasta agredir a causa del temperamento», explica.

Otro aspecto importante abordado por el obispo Renato es que ella domina sus impulsos carnales. Eso no significa que ya no siente el deseo de pecar, a final de cuentas, el Espíritu Santo no quita eso.

Un ejemplo de eso, es cuando un hombre, que era controlado por su carne, no podía ver a una mujer, al punto de girar el cuello al verla pasar; cuando era esclavo de la pornografía y adicto a la masturbación. Pero, al recibir el Espíritu Santo, empieza a tener control sobre la carne, dominio sobre el pecado, condiciones de decir: «No haré la voluntad de mi carne, si eso es malo y desagrada a mi Dios».

«Si usted aún no tiene ese poder, si no logra controlarse, aun sabiendo que está mal, ¡el Espíritu Santo no está con usted!», afirmó el obispo.

Nada que ver con «sentir»

El obispo incluso alerta que es necesario prestar atención, no para lo que se sintió durante la oración, pues eso es relativo. Una persona pudo haber sentido una cosa o no, cuando recibió el Espíritu Santo. El sentimiento no es una señal, advierte.

«Si usted recibió el Espíritu Santo, entonces, le rinde el control de su vida a Él, y Él es quien le domina. Usted empieza a tener temor de pecar contra Dios. Tiene una conciencia sensible con respecto a lo que le agrada y lo que le desagrada a Dios», explicó.

Aunque nadie esté viendo, al hacer lo que no le agrada a Dios, la conciencia de una persona que tiene el Espíritu Santo la acusa y ella, inmediatamente, elimina aquello de su vida, porque sabe que Dios la está viendo. Por esa razón, el «Temor del SEÑOR» es diferente del «temor del hombre», ya que el segundo hace que la persona actúe preocupada por su reputación solo delante de las personas.

El obispo menciona otras señales que pueden revelar que el Espíritu Santo habita en una persona:

• Si hay paz y alegría en su interior, aunque haya una guerra en el exterior.
• El cuidado con las almas, ya que quien no tiene el Espíritu Santo solo se preocupa por sí mismo. Por su parte, quien es salvo busca a los perdidos y quiere hacer algo por ellos.
• Quien tiene el Espíritu Santo ya no tiene aquellas malicias, porque uno de los frutos es bondad y benignidad —la persona se vuelve benigna y ya no es maliciosa, con malos ojos para todo, juzgando a las personas. Por el contrario, ella tiene buenos ojos e, incluso ante los rumores con respecto a alguien, prefiere creer siempre en lo mejor de la persona y no está de acuerdo con los rumores de maldad sobre ella.

«Estas señales son las pruebas que usted tiene que buscar, y no si lloró o sintió algo durante la reunión. Sin embargo, cada uno tiene que mirarse a sí mismo», concluyó el obispo.

Medita en Gálatas, capítulo 5, versículo 22 y 23.

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