¿Cómo mantener la corona de la salvación?
Recientemente, el obispo Edir Macedo alertó sobre la importancia del Espíritu de Dios para los que desean la corona de la salvación. «Para que usted conquiste la corona de la vida, no es fácil, porque tiene que enfrentar a su propio corazón, sus deseos, sus propias codicias, tiene que negarlos y es difícil. Si usted no tiene el Espíritu Santo, no va a aguantar», enseñó el obispo Macedo.
No obstante, de acuerdo con el obispo, para recibir el Espíritu de Dios en su vida, el ser humano debe, primeramente, ser como el trigo. Él basó sus enseñanzas en el pasaje de 2 Samuel, capítulo 24, versículo 18: «Y Gad vino a David aquel día y le dijo: Sube, edifica un altar al Señor en la era de Arauna jebuseo.».
Él aclaró que, en aquella época, la era descrita en el versículo de arriba, era un lugar para juicio, pero también en donde se trabajaba el trigo.
«Ellos cosechaban el trigo y tenían que separar la paja del trigo, entonces, ellos colocaban la paja con el trigo en la era. Era una colina y un toro empujaba un carro y una piedra pasaba por encima y el trigo se soltaba de la paja», dijo.
De la misma forma sucede con las personas que sirven a Dios. Aún según el obispo, las ruedas que pasan sobre el trigo, representan las tribulaciones.
«No hay quien no pase por tribulaciones. Si las personas de afuera pasan tribulaciones, mucho más las de adentro (de la iglesia) porque las tribulaciones son para mostrar quién es trigo», señaló el obispo, que incluso destacó que el siervo del Altísimo vive, constantemente, en la era de Arauna.
«Todos los días, usted es probado por los vientos. Todo el día somos probados y visitados a causa de los problemas, a causa de la corona de la vida, que está reservada para aquellos que vencieron. Aquellos que fueron trigo recibirán la corona de la vida», alertó.
Por eso, el obispo destacó la importancia de sacrificar sus deseos a favor de una vida con el Altísimo.
«Nosotros somos llevados a la era diariamente. El viento del Espíritu Santo pasa y quien es trigo se queda. Quien es paja, es soplado fuera del Reino de Dios. […] ¿Quiere garantizar su corona? Entonces, mantenga en la mente «yo ya morí para este mundo» […]. Usted tiene que mantenerse muerto para este mundo, pero vivo para Dios», dijo el obispo.
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