¿Cómo dejar de ser un hombre mentiroso?
Descubre qué es necesario hacer para volverte un hombre seguro y no ser un engañador
Todos ya se han topado en la vida con un hombre mañoso. Se trata de un sujeto común de nuestro día a día y muchos hombres, en menor o mayor grado, tienen algunas características de él. El mañoso es maestro en crear enredos en los que logra, casi siempre, salir bien. Con su hablar suave y articulado, va engañando a los demás. Ese «lobo con piel de oveja» puede presentarse vestido de vendedor, por ejemplo. Con una conversación convincente, ese tipo de persona es capaz de vender un producto sorprendente que no cumple la función que se le atribuye.
En el trabajo, el mañoso también es capaz de engañar a los compañeros y hasta al jefe contando una mentira que se parece más a un guion de cine.
Él enumera diversas excusas para faltar otro día de trabajo en función de un problema de salud y para justificar que no tiene certificado médico que acredite que realmente tuvo un problema, por ejemplo.
En la familia también hay hombres mañosos. No son pocos los casos de hijos que prometen que van a obedecer a los padres, afirman que van a jugar menos videojuegos y van a estudiar más, pero no cumplen con su palabra.
También es muy común encontrar al mañoso en las relaciones. Él suele huir de los compromisos así como el diablo huye de la cruz. Es el caso de aquel novio que, cuando es cuestionado sobre la fecha marcada para la boda, disimula, cambia de tema, da una excusa poco convincente y dice que ahora, con la crisis, no es el momento correcto para tratar esa cuestión.
Lo peor es que él promete «sinceramente» retomarla en una ocasión más oportuna. Él es tan persuasivo que termina convenciendo a todos o cree que los convence. Él cree que hasta logra convencer a Dios: dice que va a cambiar sus actitudes, abandonar los errores, pero, cuando cruza la puerta de la Iglesia, vuelve a cometer las mismas fallas y siempre inventa una excusa para fundamentar sus acciones.
Es necesario recordar que no siempre el mañoso es de mal carácter. No. En realidad, en la mayoría de los casos, él está mal orientado. Si nos detenemos para analizar profundamente, gran parte de los mañosos es demasiado insegura para enfrentar la verdad y asumir compromisos.
Pero lo que ellos no notan es que, con el paso del tiempo, los demás ya lo conocen y empiezan a entender cómo actúan. Y, de esa forma, dejan de tenerles credibilidad. Todos se van apartando de los mañosos.
Para dejar de ser un mañoso, el primer paso es notar que estás actuando de esa forma y reconocer que es necesario cambiar. Es necesario admitir que un hombre de verdad enfrenta los problemas y no se anda con rodeos ante las adversidades, ya que sabe que tiene que enfrentarlas —incluso porque los contratiempos forman parte de la trayectoria humana y favorecen el crecimiento en todas las áreas (financiera, profesional, amorosa, etc.). En caso de que él tenga dificultades o no sepa cómo hacer eso solo, busca la ayuda necesaria.
Muchos hombres dejaron de ser mañosos al hacer una alianza con Dios. Obedeciéndolo a Él, en una entrega total, finalmente comprendieron que sin el Espíritu Santo son incapaces de cambiar por sí solos. Dios es el Señor de esta transformación y el Único que tiene el poder verdadero para eso. Cuando se está junto con Él, ese poder es compartido y todo se hace posible para quien cree. Por lo tanto, si quieres cambiar, basta dar el primer paso en dirección a Él.
Si quieres mejorar cada día como hombre de Dios, conoce el proyecto IntelliMen, en el cual, se realizan reuniones mensuales cuyos mensajes pueden ayudarte espiritualmente. Consulta en la Universal más cercana a tu domicilio.
comentarios