¿Cómo construir una familia unida y feliz?

Se dice que la familia está en crisis, ¿qué hacer para que no sea tu caso?

De acuerdo al Consejo Nacional de Población (CONAPO), en el país, 4 de cada 10 hogares son disfuncionales. Pero ante un panorama así, ¿será posible tener una familia sana? El reconocido psicólogo Jorge Bucay, menciona que sí, si funcionan como un equipo con un objetivo en común: procurar el bienestar de todos.

Además, señaló cuatro puntos importantes para establecer un vínculo familiar sano:

• Comunicación. Esta es básica, no solo como herramienta para la resolución de conflictos y la construcción de acuerdos, también es necesaria para crear lazos fuertes con los seres queridos.

• Confianza. La confianza sobre la que debe basarse una familia es, sencillamente, creer en el otro. Además de predicar con el ejemplo: no miento para que no me mientan.

• Está presente. Los vínculos se ven fortalecidos cuando se convive más con la familia. Trata de estar presente y convivir sin la necesidad de hacerlo por una fecha especial.

• Sé amoroso. Si dentro de una familia conseguimos amarnos, es muy probable que estemos en el mejor de los lugares para desarrollar la mejor versión de cada uno, además de tener una red de apoyo cuando se presenten momentos difíciles.

Quizá desde hace tiempo deseas tener una familia unida y feliz, pero no lo has logrado. En las reuniones de la Terapia de la Familia podemos ayudarte. Estas se llevan a cabo los jueves en las diversas sedes de la Universal, pide informes en el más cercano a ti o en este número de WhatsApp  55 7415 2755.

«Creí que jamás tendría un hogar, pues la convivencia con mi esposo era difícil»

«Golpes, peleas, insultos estas acciones eran constantes en mi matrimonio. No había una convivencia sana con mi esposo porque él era muy agresivo. Además, en casa el dinero era escaso y era difícil cubrir las necesidades que nuestra hija requería, pues mi marido se gastaba el dinero en sus vicios.

Era doloroso no poder compartirle a alguien lo que me pasaba, ya que me daba mucha vergüenza que mis seres queridos supieran el infierno que era mi hogar. Muchas veces pensé que la solución a mis problemas era divorciándome, porque visualizaba mi matrimonio como un caso perdido. Sin embargo, no quería que mi hija creciera sin su padre.

Un día mi mamá me invitó a la Universal y me hablaron de las reuniones de la Terapia de la Familia, entonces vi en ellas la oportunidad de recuperar lo que creí perdido, incluso lo que nunca tuve: un verdadero hogar.

Ahora mi esposo es un hombre que me ama, me respeta, me apoya; ya no tiene vicios. Es un hombre ejemplar, un excelente jefe de familia. Tiene detalles románticos que antes no tuvo. Por mi parte, también he cambiado: soy com­presiva, amorosa y me gusta apoyar a mi esposo en esta misión que es cuidar a la familia. Definitivamente vale la pena luchar por la gente que amamos.» -Emmy Santiago

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