Las ciudades de los levitas
“Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió, y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello…” Números 35:26-27
Cuando Dios le habló a Moisés, en el capítulo 35 de Números, dijo que a los levitas se les debían dar “ciudades que les sirvieran de refugio”, para que allí se recogiese al homicida que hiriera a un alma sin intención.
Este homicida esperaría un juicio justo, para que no fuese asesinado por un acto de venganza, por el «vengador de la sangre», sino que fuera justamente juzgado.
Estas ciudades tenían medidas exactas a su alrededor, y me vi a mí misma en ese homicida …
Un día llegamos a la iglesia como «homicidas» por la injusticia del pecado que había en nosotros, y el diablo es ese vengador sediento de almas y sangre. Pero el Sumo Sacerdote, Aquel que vive dentro de esa ciudad como refugio del pecador, el Señor Jesús, nos rescató y pagó un precio impagable por toda la eternidad.
Hoy, el Espíritu Santo es nuestro guía, exactamente para mantenernos en los marcos antiguos, ¡pero que nos guardan!
Mantenerme dentro de esta “ciudad de refugio” es mi elección todos los días, ¡porque si yo salgo de este refugio sé exactamente quién espera por mí!
No hay mayor bendición que vivir dentro de esta ciudad llamada refugio, es el Reino de Dios aquí en la tierra, y además poder servir a esta ciudad llamada Obra de Dios.
Nuestra posición siempre será “homicida”, porque fue el pecado que habita en mí lo que hizo que el Señor Jesús fuera a la Cruz… si salgo de ese refugio, entonces, ¡“volveré a crucificar” a Aquel con quien tengo una deuda que es impagable en esta vida y la venidera!
Solo estaré protegida mientras viva dentro del límite dado por el Propio Dios: disciplina, el temor y el primer amor. Fuera de ese límite, seré culpable de haber sido hallada por el vengador, y él solo hará lo que siempre ha hecho desde que cayó del cielo: ¡matar, robar y destruir!
Natalina Batista
Colaboró: Cristiane Cardoso
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