¿Carta viva, enigmática o comprensible?

Quien es carta escrita por el Espíritu Santo, no tiene contenido escondido

Toda carta tiene un destinatario y un mensaje. Pero no siempre logramos hacer su lectura fácilmente.

Por ejemplo: ¿cuántas veces recibimos una receta médica o una información escrita que no logramos leer o entender?

Hace un tiempo, una médica escribió en un papel su e-mail y me lo dio para que pudiera entrar en contacto con ella. Pero ¡quién dijo que lo podía descifrar! Aquello no era letra ni aquí ni en China, como dice la expresión popular.

A veces, nos perdemos en la lectura porque la letra no es legible o el mensaje es confuso. O peor, la persona dice una cosa, pero quiere decir otra entre líneas, es decir, tiene una mente llena de trampas. ¡Y qué desagradable es esto!

La Biblia dice que nosotros somos cartas de Dios para este mundo, vea:

«Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón» (2 Corintios 3:2-3).

Ante esto, ¿qué tipo de información ha cargado nuestra vida?

Quien es carta escrita por el Espíritu Santo, no tiene contenido escondido, por eso es fácil conocerla. No arma trampas con sus palabras. Su vida no tiene sentido dudoso para dar cabida a cualquier tipo de interpretación.

¡Ah, si todos los cristianos realmente fueran «cartas vivas» del Señor Jesús! No tendríamos tantas malas sorpresas con respecto al carácter y a las intenciones, como hemos estado teniendo. Todos seríamos tan trasparentes que cualquiera a nuestro alrededor nos «leería» sin ninguna dificultad, ¿no es así?

Pienso que, si alguien no logra «leer» mi interior, con seguridad, el Espíritu Santo no es el que está escribiendo mi vida, pues lo que Su Mano escribe es perfecto y comprensible.

Seamos, entonces, cartas vivas del Divino Remitente para este mundo!

Por Núbia Siqueira