Carding: una modalidad para estafarte
Con software especializado acceden a tu número de tarjeta bancaria
Una de las estafas más comunes en las tarjetas de crédito y débito es la clonación, sus víctimas solo se dan cuenta hasta que van a realizar un pago, retiran efectivo o ven su estado de cuenta. No obstante, existe una nueva forma de estafa que se realiza en línea, es conocida como carding.
De acuerdo con la Condusef, los ladrones, llamados bineros, crean un software que de modo aleatorio genera los números de tarjetas, códigos de seguridad y fechas de expiración. Cuando logran que esos datos coincidan, los usan para hacer compras generalmente pequeñas, difíciles de percibir hasta que llega el estado de cuenta.
Para prevenir ser víctima de esta ciberestafa, la Condusef aconseja no perder de vista tu tarjeta y tú mismo teclear tu código de seguridad o CVV si haces una compra en línea.
Asimismo:
• Al comprar en línea, no uses redes o computadoras públicas.
• Verifica que los sitios de compras sean seguros, cerciórate que en la barra de direcciones esté el código “https” y un candado cerrado.
• Con frecuencia, revisa los movimientos de tu cuenta y no dudes en reportar alguna anomalía.
• Activa las alertas de movimientos en tu cuenta.
• Si requieres asesoría o ayuda, acude a la Condusef.
¿Cómo pagaría una deuda de 500 mil pesos si estaba enferma?
“Desde pequeña, mi madre me dijo que yo iba a fracasar. Esas palabras me marcaron tanto que, cuando crecí, se cumplieron: en mis dos primeros matrimonios hubo agresiones e infidelidades. Llena de amargura, me volví una mujer violenta.
Con mi actual esposo eso se repitió; también nos fue mal económicamente porque ambos nos quedamos sin empleo, pero a él no le dieron liquidación pese a su antigüedad. Me avergüenza decirlo, pero llegamos a robarle comida a mi suegra; además, debíamos más de 500 mil pesos por usar las tarjetas de crédito y por pedirle prestado a conocidos.
No tenía fuerzas, ni físicas ni emocionales para seguir adelante. Sufría hemorragias muy fuertes, me hicieron tratamientos, me operaron, pero no se solucionó. Los médicos dijeron que tenía que aprender a vivir con eso. Me dio anemia tipo II. Quise ahogar mis penas en la bebida. Deseaba morirme…
En ese transcurso, conocí la Universal. Ahí me explicaron que, mediante la Hoguera Santa, Dios podía atender mis necesidades y provocar grandes milagros. Participé colocando mi mayor esfuerzo y Dios no me falló, ya que las bendiciones fueron llegando. En la salud, por ejemplo, las hemorragias se me quitaron sin explicación, incluso me retiraron el tratamiento que llevaba.
Mi esposo y yo nos perdonamos, él prometió que no volvería a fallarme y cambió su forma de ser. Así, la tristeza y los vicios le dieron paso a la felicidad y a las ganas de vivir. Seguimos haciendo votos de fe y nuestra economía también fue bendecida: fuimos saldando las deudas en su totalidad, compramos un auto nuevo y tuvimos la oportunidad de cerrar un gran negocio.
Sé que lo que he vivido es una pequeña nuestra de lo mucho
que Dios puede hacer.” –Liliana Dosamantes.
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