Cada ocho minutos muere una persona por enfermedades vinculadas al tabaco

Comienza con una probadita, luego un cigarro, una cajetilla completa y, cuando menos lo perciben, se vuelven adictos.

Para la Organización Panamericana de la Salud, el consumo de tabaco es la principal causa de muerte que se puede evitar. Datos del Ministerio de Salud indican que, solo en México, hay más de 11 millones de fumadores y que la mitad morirá por padecimientos vinculados al tabaquismo.

Como siempre, el problema más grave, dicen, son los menores de edad, pues del 20 % de los fumadores mexicanos, aproximadamente 2.2 millones son adolescentes. Siendo las mujeres quienes registran un mayor índice de adicción.

«Fumar provoca una serie de elementos dañinos, que van desde los agudos, como obstrucción de las arterias coronarias del corazón, hasta los crónicos, como EPOC. Sus consecuencias son tan graves que no solo causan cáncer, no hay órgano del cuerpo que no se vea afectado por inhalación de humo de tabaco; además, disminuye la capacidad de cicatrización del organismo», explica Felipe Rivera, especialista en enfermedades respiratorias.

Si bien las autoridades han tomado acciones para combatir el consumo de tabaco, estas no han tenido el resultado esperado.

«La nicotina es la culpable, pues produce una sensación de bienestar. Por eso es tan difícil dejar de fumar, aun cuando el adicto vive menos que quien no lo es. Si se quiere dejar el cigarro, es importante pedir ayuda a un profesional, y hacer cambios en el estilo de vida», finaliza el especialista.

«Fui adicta al cigarro durante 15 años»

«Empecé a fumar desde que tenía 13 años de edad. Ni aun viendo que mi padre estaba muriendo de enfisema pulmonar y yo padeciendo tos crónica, dejaba de hacerlo: él estaba en el hospital y yo afuera fumando.

Tenía depresión, vacío y, para compensar la soledad, desde en la mañana que llegaba a la oficina hasta que me dormía me refugiaba en el vicio.

El cigarro me “ayudaba” a tranquilizarme y sobre llevar la ansiedad por el estrés del trabajo, por eso fumaba uno tras otro; aunque al terminarse, los problemas seguían… Así pasaron 15 años.

Tanto con la televisión, como con la ayuda de mi cuñado, conocí el Propósito de Fe en contra de los Vicios. Orando, perseverando y poniendo de mi parte con lo que aquí me enseñaban, sin darme cuenta me fui alejando del tabaco hasta que lo abandoné. Ahora paso al lado de un fumador y me da mucho asco y náuseas.

Todo mi interior se renovó y no tengo ninguna necesidad de refugiarme en el cigarro, pues, aunque tenga dificultades, Dios me da lo que necesito para ser feliz.» -Montserrat Morales

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