«Cada día, mi libertinaje me aproximaba a un desenlace fatal»

«Desde los once años me inicié en el mundo de los vicios. Primero, fue el cigarro; más tarde, el alcohol y, al final, la marihuana. Era un chico asocial, me encerraba en mis creencias y no me gustaba el contacto con los demás. Era arrogante, soberbio y no medía mi manera de ingerir esas sustancias.
Incluso llegué a tener una sobredosis. El trato con mis padres no era bueno, no teníamos comunicación y, de hecho, empecé a tener relaciones amorosas que no eran sanas. El libertinaje me estaba llevando a la destrucción, pero no quería reconocerlo. Además, tuve dos intentos de suicidio.
Pero, todo tomó un rumbo distinto cuando me invitaron a la Universal. Supe que había reuniones especiales para los adictos y como ya estaba cansado de estar así, me di la oportunidad de ir. Realmente me sorprendió porque pensé que sería aburrido; sin embargo, no fue así.
En cada reunión, encontré el amor de Dios y su Espíritu llenó mis vacíos, de tal manera, que me alejé de los vicios. Ahora, disfruto de mi juventud de manera sana. Comprobé que la fe sí pudo ayudarme a vencer las adicciones.» -David Alonso
comentarios