Aviso: lo que codicias puede avergonzarte
La Palabra de Dios nos enseña que lo que codiciamos termina avergonzándonos. La mayoría de las personas no son conscientes de su codicia que, a pesar de ser algo básico para el ser humano, tiene su lado malo y, por eso, Dios consideró importante, entre muchas cosas, regularla a través de los Diez Mandamientos, determinando «no codiciarás».
Codiciar es cuando deseas algo de una manera poco saludable que no te hará ningún bien. A diferencia de un deseo o un sueño, la codicia parte de un desequilibrio, ya que lleva a una persona a hacer cualquier cosa para conseguir lo que quiere.
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Algunas personas codician el dinero y una vida exitosa porque han pasado por privaciones y necesidades, pero luego la codicia puede avergonzarlas. Por ejemplo, la codicia puede llevar a una persona a involucrarse en esquemas piramidales para ganar más, hacer algo ilegal o tratar de eludir al gobierno o al patrón. Ella hará cualquier cosa por el dinero, ya que quiere lograr una meta, pero olvida que luego todo saldrá a la luz y la avergonzará. Es tal como dice la Palabra de Dios: «Entonces se avergonzarán de los robles que han amado, y tendrán afrenta a causa de los jardines que han escogido.» (Isaías 1:29).
Esta Palabra no habla solo de avaricia, sino también de cambiar a Dios por algo. Todo fue creado por Dios: el dinero, el amor, la inteligencia y todas las demás cosas, pero si elevas cualquier deseo al nivel de la codicia, se convertirá en tu dios y en el futuro te avergonzará.
Quizás hayas pasado o estés pasando por esto y hayas tenido que lidiar con la vergüenza. Tal vez todavía estás en el camino inicial, hipnotizado por la codicia y aún no has tenido que lidiar con las consecuencias de ello. Cualquiera que sea tu situación, la cura es tener un deseo en toda tu vida: deseo solo de intimidad con Dios. Entonces dentro de esa relación, cualquier otro deseo será subyugado a la obediencia a Él y tú estarás protegido de ti mismo.
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