Apta para servir
«y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de entre los muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.» (1 Tesalonicenses 1:10).
Al abandonar el pecado, la idolatría, la persona se vuelve apta para entender el sacrificio del Señor Jesús y también vivir para sacrificar por Él, apartándose de las impurezas. Así será libre para servirlo. Y cuando pase por los desiertos, vencerá para ser salva.
Por Ester Bezerra
comentarios