Alcoholismo, principal causa de accidentes de tránsito
México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial en muertes por accidentes de tránsito, según informa la Organización Panamericana de la Salud.
De acuerdo a la organización, en el país, los días jueves, viernes y sábado por la noche se movilizan alrededor de 200 mil conductores bajo influencia del alcohol; por este motivo mueren al año aproximadamente 24 mil personas en accidentes automovilísticos. Son alrededor de 65 decesos diarios.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), los conductores que causan más accidentes por manejar en estado de ebriedad rondan entre los 16 y los 35 años de edad. Pese a que las autoridades han llevado a cabo diversos programas preventivos, este problema sigue siendo la segunda causa de muerte entre los jóvenes.
Además, la SSC mencionó que entre el 40 % y el 60 % de los accidentes automovilísticos mortales se relacionan con el consumo de bebidas alcohólicas y explicó que los peatones son los que concentran el mayor porcentaje de fallecimientos al ser atropellados.
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«Tuve un accidente automovilístico por manejar ebrio»
«Desde pequeño me juntaba con personas que se alcoholizaban, para mí eso era normal, por eso no tardé en adquirir ese vicio. Sin embargo, no solo quedó en el alcohol; la marihuana y el crack eran otras de mis debilidades.
Además, mi carácter era agresivo y llegué a golpear a mi esposa e hijo. Mi mayor molestia era cuando me pedían que me alejara de mis adicciones, pues esto afectaba la relación con mi familia y también nuestra economía.
Me ponía tan mal que incluso en una ocasión tuve un fuerte accidente automovilístico. Aunque afortunadamente no hubo heridos, la suma a pagar por los daños fue alta y esto me causó más problemas financieros.
La vida desordenada que llevaba tuvo fin cuando me acerqué a Dios. Para muchas personas ya era un caso perdido, porque no podía dejar mis vicios; pero para el Señor Jesús no lo fui.
En las reuniones de la Cura de los Vicios, el Espíritu Santo me dio la fuerza de voluntad para dejar atrás el alcoholismo y la drogadicción. Al ver mi cambio, mi familia se acercó también al Señor. Estando todos en la Presencia del Dios, usamos la fe y transformamos la historia de nuestra familia.
Actualmente, en nuestro hogar hay paz, amor y respeto. Económicamente estamos bien, pues el fruto de mi trabajo ya no lo malgasto. Es maravilloso vivir sin la necesidad de drogas y alcohol.» -Ramón Camacho.
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