«Al entregarme a Dios, nunca más fui atormentada»
«Afuera de mi casa, encontré una rata muerta y monedas. A partir de ese momento, me sentí mal y, cuando fui a hacerme unos análisis clínicos, el diagnóstico fue cáncer de estómago. Mediante quimioterapias y radiaciones, intentaron curarme; sin embargo, los médicos decían que yo no iba a aguantar siquiera el tratamiento.
Esto tuvo consecuencias económicas: era difícil pagar los servicios más básicos en mi hogar y alimentarnos. ¡Me sentía frustrada! Pero, ahí no cesaron los problemas, pues era atormentada espiritualmente por sombras extrañas con las que ya hasta tenía contacto. La idea de acabar con mi vida surgió, de verdad me sentía desesperada.
No obstante, una invitación a la Universal me cambió la vida. Desde el primer día que puse mis pies en ese lugar, sentí un desahogo, ¡salí con mucha tranquilidad! Acudiendo con frecuencia los viernes y practicando mi fe, logré lo que parecía imposible: sanar del cáncer. Además, en cuestiones de dinero me va bien, voy adonde quiero y no me quedo con las ganas de comprarme algo.
Cuando el Espíritu Santo entró en mi ser, no volví a saber de tormentos espirituales. Al contrario, tengo paz y soy muy feliz.» -Elvia Torres
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