¿A quién recurre cuando su barca se hunde?

En el Santo Culto del pasado domingo 26 de enero, el obispo Franklin Sanches enseñó que tener fe en el Señor Jesús cuando todo va bien es sencillo, pero solo podemos demostrar que esta fe es verdadera al enfrentar dificultades.
Estar en la iglesia y entregarse al Señor Jesús no significa volverse inmune a los problemas. Estos son inevitables y necesarios, ya que, al enfrentarlos, nuestra fe crece. Como destacó el obispo: «Cuando la fe es verdadera, las luchas no le separan de Jesús, sino que le acercan más a Él».
Para ilustrar mejor, leyó el siguiente pasaje:
«Ese día, caída ya la tarde, les dijo: Pasemos al otro lado. Despidiendo a la multitud, le llevaron con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas con Él. Pero se levantó una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca. Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal» (Marcos 4:35-38).
Humanamente, ante una tormenta como la que describe la Biblia, lo normal sería tener miedo. Sin embargo, Jesucristo estaba durmiendo. ¿Por qué? «Él confiaba en el Padre, sabía que tenía dominio y control de todas las cosas, que no lo dejaría hundirse. Este es el ejemplo de una fe aprobada», dijo.
El obispo explicó que «quien tiene este tipo de fe, cuando atraviesa tempestades, aunque se sienta sacudido, aunque llore, no duda ni niega su fe, sino que confía porque sabe que Dios es soberano».
Además, destacó que todo aquel que posee una fe verdadera tiene la certeza de que vencerá sus problemas, por más grandes que sean. ¿La razón? Si uno está con Él y obedece Su Palabra, el Señor permanecerá en su interior.
«… entonces le despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Cálmate, sosiégate! Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma.» (Marcos 4:38-40).
«Jesús les estaba diciendo a Sus discípulos que no se preocuparan, pues Él estaba dentro de la barca, y mientras fuera de ese modo, esta no se iba a hundir. La pregunta es: ¿Jesús está dentro de su barca? Si es así, no se preocupe, descanse, la tempestad va a pasar. Pero si no, déjelo entrar para que en usted también venga una gran calma», finalizó.
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