80 millones, en el país, tienen problemas visuales

El Instituto Politécnico Nacional (IPN), explicó que es necesario concientizar a la población sobre el cuidado de la salud visual y ocular, toda vez que cerca de 80 millones de mexicanos tienen alguna afección de esta naturaleza y sólo 15 millones utilizan métodos correctivos como anteojos o lentes de contacto.
Destacó que ese problema de salud es un padecimiento silencioso que progresa hasta ocasionar ceguera, y mencionó que existen diversos factores que la detonan como edad (mayores de 40 años), diabetes mellitus, hipertensión y factores hereditarios o congénitos (de nacimiento).
Verónica Sánchez, académica e investigadora del IPN, recomendó acudir a clínicas confiables y mencionó la importancia de evitar las posibles causas que la provocan como diabetes, obesidad, sobrepeso, hipertensión y tabaquismo.
También destacó que en el Politécnico se realizan pruebas como queratometrías, biomicroscopías, campos visuales, presión del ojo y gonioscopía, entre otros. «Los estudios que hacemos con los pacientes son con el fin de saber si efectivamente aquellos ojos con hipermetropía y sus características como las medidas de la córnea, que es la estructura más externa del ojo, tienen relación con las características del glaucoma», refirió.
Y es que, en el país, el glaucoma es la primera causa de ceguera no reversible. Incluso La UNAM estima que hay 1.5 millones de personas que padecen glaucoma, de los cuales, más del 50 por ciento no lo saben.

«Una bacteria acabó con mi salud»

«Tuve una bacteria que se llama: Staphylococcus aureus. Se alojó en mi garganta, me daban fiebres muy altas y esto me afectaba aún más. De hecho, estuve ausente de mis estudios por tres años por las complicaciones. Aunque presentaba fuertes malestares físicos, los médicos decían que la tendría de por vida.
Me sometieron a diversos tratamientos que eran costosos, más aún para mi mamá, pues ella sola corría con todos los gastos, pero aun así no había cura para lo que me sucedía.
Mi mamá llegó a la Universal y aquí le dijeron que Dios podía sanarme. Participamos en las reuniones, aprendimos a usar nuestra fe, siempre confiando en el Poder del Señor Jesús, pues al practicar su Palabra teníamos derecho a cobrar sus promesas.
Ha valido la pena mantenernos fieles a Él porque estoy sana, esa bacteria ya no es parte de mí. Mis defensas son óptimas y las cosas que antes no podía hacer, hoy las realizo sin problema alguno. Estoy feliz porque no tengo que estar en hospitales ni dependiendo de medicamentos.
Además, mi mamá tiene su propio negocio, nada nos falta, estoy estudiando y sé que aún me esperan grandes cosas si me mantengo caminando bajo la guía del Señor Jesús.» -Katya Noriega