8 señales de que tu ser querido tiene anorexia

Actualmente, alrededor de 35 millones de mujeres son víctimas de la anorexia en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre los hombres, la prevalencia de la enfermedad es de 5 a 10 veces menor. La mayoría de las víctimas son los jóvenes.

La enfermedad es tan letal que puede desencadenar muchos males, como la desnutrición, obesidad, insuficiencia cardiaca, renal y hepática, trastornos hormonales e incluso la depresión, principal causa de suicidios en el mundo.

Por eso, los padres deben estar muy atentos a sus hijos, tanto niños como niñas. «Una de las grandes víctimas de la vida agitada que vivimos hoy es la familia», como señala el obispo Renato Cardoso.

«Normalmente, lo que sucede es que intentamos encajarla entre o durante las demás actividades. Es decir, atención parcial y divida», agregó.

Eso no puede suceder. Es responsabilidad de la pareja cuidar a su familia. Y es deber de los padres proteger a sus hijos. Estar atento a las señales de la anorexia puede salvar la vida de tu hijo.

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«Saque tiempo para su familia», orienta el obispo. «Es una inversión que traerá mucho retorno. Experimente», aconseja el obispo.

Principales síntomas de la anorexia

• ­Cambio drástico de peso
• Ausencia o alteración de la menstruación
• Arritmia cardiaca
• Mareos, debilidad, desánimo e inactividad
• Desarrollo de intolerancia alimenticia
• Preocupación excesiva por la alimentación, el cuerpo y el peso
• Cambios de humor, como ansiedad, depresión e irritabilidad
• Dificultad para concentrarse

Si tu hijo representa dos o más síntomas, conversa con él. Aunque niegue el problema —lo cual es natural al principio—, mantente atento al comportamiento. La anorexia es una enfermedad muy seria.

Razón vs. emoción

La relación emocional de las personas con la comida, de acuerdo con Eliana Barbosa, psicóloga, empieza cuando son bebés. Fase en la que asocian el alimento con el amor de la madre. Después, crecen usando la comida como fuente de placer y de celebración en los momentos importantes. Pero también para compensar situaciones de estrés, ansiedad, angustia y carencia afectiva.

«Las emociones negativas afectan el apetito de formas diferentes. Algunas personas se vuelven compulsivas con respecto a la alimentación; otras pierden el hambre completamente. Solamente equilibrando la emoción y la razón es posible controlar de forma saludable el apetito en cualquier circunstancia», agrega.

El apoyo terapéutico resulta indicado, pero, así como el cuerpo necesita alimento, el alma también debe ser nutrida. Por eso, es importante alimentar el alma con la Palabra de Dios. La especialista deja el siguiente consejo: «En los momentos de desequilibrio en la forma de alimentarse, cuestiónese: “¿cómo estoy alimentando mi alma?” Son pocos los que comprenden que nuestra salud depende del bienestar de los pensamientos, sentimientos y emociones, que determinan la calidad de vida que tendremos», finaliza.

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