72 % de los mexicanos han consultado la brujería
De acuerdo a una encuesta los mexicanos confían más en la brujería que en la ciencia
Prácticas que van desde un ‘amarre’ hasta amuletos o lociones de la suerte, lectura de cartas para adivinar el futuro, entre otras, son rituales usados por los llamados brujos para ‘auxiliar’ a quienes desean felicidad en el amor, salud, dinero o incluso venganza.
De acuerdo a una encuesta realizada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los mexicanos confían más en la magia y en la suerte que en la ciencia.
Quienes creen en esto llegan a pagar altas cantidades de dinero a los brujos, chamanes, hechiceros o médiums.
A modo de contraste, la mayoría de los usuarios de estas prácticas afirman que para ‘hacer mal’ la brujería ha mostrado eficacia, mientras para beneficios a largo plazo confirmaron que ha sido inútil: “Fui a brujos varias veces. Gasté ríos de dinero en eso. La felicidad me duraba poco y además comencé con problemas espirituales, por eso la dejé”, dijo una ex usuaria que prefirió el anonimato.
¿Qué dice la Biblia sobre esto?
Si hablamos de un mundo espiritual, vale consultar las Sagradas Escrituras. La Biblia asegura que Dios condena la brujería, el espiritismo, el ocultismo, el hipnotismo, la magia y prácticas similares. También ordena no recurrir a ellos: “No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos.” (Levítico 19:31)
Lo único que puede combatir el mal es el bien: Dios. Si estás pasando por un momento difícil o no encuentras la salida, en la Universal puedes aprender sobre la fe en el único Dios que ha demostrado liberar de los males a quienes lo invocan. Las reuniones para esto se celebran todos los viernes. Consulta horarios en el Templo de los Milagros más cercano a ti.
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“Un trabajo de brujería maldijo mi vida”
“A mi papá lo operaron de emergencia, en su interior le encontraron una bolsa llena de gusanos. El médico estaba tan asombrado que él mismo nos dijo que eso parecía brujería.
Mi papá murió. En la defunción pusieron que la causa había sido cáncer, pero médicamente no lo era. En casa veíamos sombras que se movían. Incluso casada, tuve tormentos espirituales.
Mi hija se enfermó, sufrió hipotermia y los médicos tampoco le encontraron la causa. En mi desesperación, busqué ayuda en el espiritismo, pero todo empeoró: ‘nos movían’ las cosas en la casa, escuchábamos ruidos en el techo. Quise acabar con mi vida y también con la de mis hijos, deseando terminar con ese absurdo.
Afortunadamente llegamos al Templo de los Milagros. Desde el primer día, tanto mi familia como yo tuvimos paz. Perseverando, luchando, obedeciendo cada instrucción, poco a poco notamos cambios. Mi hija dejó de enfermarse de cosas raras, dejamos de sufrir espiritualmente, somos felices y vivimos bien. Fue muy bueno dejar entrar a Dios a nuestra vida.” -Fabiola Alavez.
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