50 % sufren por un amor no correspondido

Una encuesta llevada a cabo por la empresa De las Heras Demotecnia, dio a conocer que el 50 % de los mexicanos dicen haber sufrido por un amor no correspondido. 43 % de las mujeres encuestadas mencionaron haber estado mal emocionalmente por esta razón; frente al 44 % de los hombres.

Al respecto, Cristiane Cardoso, especialista en temas de pareja y coautora del libro Matrimonio Blindado, opina: «El problema de los amores no correspondidos es que muchas veces las personas idealizan al ser amado dejando de lado su propio valor. Y entendamos una cosa: alguien que no se valora así mismo/a, no resultará atractivo/a para nadie».

La especialista refiere que, para ser atractivos hacia otras personas, lo más importante es estar bien solos. De acuerdo a Cardoso, cuando se tiene una necesidad imperiosa de atención, la otra parte pierde el interés de conocer más allá de la fachada física. «Es importante darse su lugar… con esto no digo que se deba llenar de orgullo y ser arrogante. La balanza de la atracción debe ser equilibrada. No se debe mendigar el amor, pero tampoco se debe ser indiferente», aconseja.

Además, exhorta a que más allá de buscar atención, se den primero las condiciones para conocerse. Un primer paso puede ser iniciar con una amistad; de esta manera, se conocerán y sabrán si son compatibles para entablar una relación.

Le pedía amor a mi esposo, pero a él no le importaba

«Tuve muchos problemas en mi matrimonio porque sentía que mi esposo no me brindaba atención. Además, en los momentos complicados, cuando como familia más necesitaba de su apoyo, él me dejaba sola. Eran más importantes sus amigos que yo.

Al verme sola sin el respaldo de mi esposo como pareja y padre de familia, me deprimí. Con la depresión también aparecieron las ideas suicidas. Para mí era mejor estar muerta, ya que pensé que solo de esa menara mi dolor se esfumaría. En mi mente, me cuestionaba: “¿Para qué vivir si mi esposo no me ama ni me valora?”.

Mi objetivo al matarme era hacer sufrir a mi esposo. Creí que, al provocar mi muerte, él llevaría consigo la culpa de no habernos cuidado ni a mí ni a mis hijas. Así como nosotras éramos infelices a su lado, él también lo sería cargando la responsabilidad de que yo ya no estuviera con vida.

No obstante, Dios me rescató y fue algo maravilloso. Conocí la Universal y participé en sus reuniones; tuve mi encuentro con el Señor Jesús y lo hice el primero en mi vida. Más tarde participé en la Terapia del Amor, estas reuniones fueron importantes porque a través de ellas logré aceptarme como una mujer con valor, digna de ser amada. Incluso sentí nuevamente el gozo por vivir.

Una vez que superé y quité esas ideas equivocadas que tenía de mí misma, luché por mi matrimonio. Ahora tengo los resultados de esa fe y esfuerzo: un esposo que me ama, me cuida, me respeta. Ambos formamos una familia y un hogar con armonía.» -Rosalía Ruíz