50 días rumbo al Pentecostés

50 días de transformación que también tienen el poder de cambiar tu vida.
La fe que mueve, transforma y sostiene, se basa en tres acontecimientos fundamentales: la crucifixión, la resurrección y el Pentecostés. Estos eventos forman el fundamento de la fe cristiana, que no depende de ideas o tradiciones, sino de hechos históricos, espirituales y eternos. Durante estos 50 días rumbo al Pentecostés, que transcurren entre la resurrección y la venida del Espíritu Santo, es posible vivir una verdadera transformación.
Este período es una preparación para la mayor promesa de Jesús: la venida del Espíritu Santo, quien sellará la verdadera fe cristiana y transformará la vida de todos los que creen.
La resurrección: La victoria sobre la muerte
- La muerte de Jesús fue el primer acontecimiento importante. En la cruz, Él no solo sufrió, sino que asumió la culpa, la maldición y la condenación del pecado de la humanidad. Su muerte fue sustitutiva: Él tomó nuestro lugar. Así, quien cree y vive esa fe encuentra liberación, perdón y salvación.
- Tres días después, ocurrió el segundo acontecimiento: la resurrección. Jesús venció la muerte, porque esta no tenía poder sobre Él. No había pecado en Su vida. Fue considerado inocente y, por eso, la muerte no pudo retenerlo. Su resurrección no solo probó que Él es el Hijo de Dios, sino que también garantizó la esperanza eterna para todos los que creen.
- La fe cristiana, por lo tanto, no se limita a la tumba vacía. El tercer y decisivo momento ocurrió 50 días después de la Pascua, en el Día de Pentecostés. Ese día se cumplió la promesa del Padre: el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, transformando a hombres comunes en testigos vivos del poder de Dios. Fue entonces cuando nació la Iglesia y comenzó la misión de llevar esta fe a todas las naciones.
Una jornada de fe hasta el Pentecostés
Jesús se presentó con pruebas infalibles durante 40 días antes de ascender al cielo. Durante ese tiempo, estaba preparando a los discípulos para el descenso del Espíritu Santo. Jesús sabía que, para cumplir con el llamado y vencer al mundo, los discípulos necesitaban más que conocimiento o valentía, necesitaban estar llenos del Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo es todo lo que las personas necesitan, pero también debe ser todo lo que más desean. No es un «extra» en la vida cristiana: es el propio Dios habitando dentro del ser humano. Y cuando hay sed, entrega y prioridad, entonces llega el bautismo con el Espíritu Santo.
Por eso, desde el pasado domingo de Pascua o Resurrección (20 de abril) hasta el Día de Pentecostés, el 8 de junio, todos están invitados a vivir un propósito especial: 50 días de fe, entrega y búsqueda por la presencia del Espíritu Santo. Esta jornada culminará con el mayor regalo que Dios puede ofrecer al ser humano: Su propio Espíritu habitando dentro de nosotros.
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