«Tenía deudas y el sueño frustrado de ser profesionista»

«Por muchos años viví frustrado. Era buen trabajador, pero pese a eso mi salario era muy poco. Pensé que lo mejor que podía hacer para salir adelante era estudiar, ingresé a dos universidades; sin embargo, en ambas fracasé.

Esto me generó la idea de que no era capaz de alcanzar algo grande e importante. Al final, para cubrir mis necesidades pedí prestamos que no pude pagar, acumulé un adeudo de 400 mil pesos y mi salario ni en sueños me daba para liquidarlo. 

Estas dificultades me hacían sentir muy mal. Creí que siempre iba a padecer económicamente hablando.

Mi mamá asistió a la Universal, al ver mi situación me invitó a las reuniones, como vi que a ella le iba bien, acudí. Cuando escuché hablar sobre las bendiciones que uno puede obtener al ser diezmista, no dudé en hacer una prueba de fe, fui fiel a Dios en esto y le pedí un trabajo con un salario digno, en mi mente estipulé lo que quería ganar.

En mi caso, no pasó mucho tiempo cuando encontré un empleo donde me pagaron incluso más de lo que yo quería, pude costear mi carrera universitaria: me titulé como ingeniero industrial. Además, mi visión se abrió y estudié una maestría. Continué siendo fiel y así las bendiciones siguieron llegando, incluso me convertí en uno de los directivos dentro de la empresa en la que laboraba.

Actualmente, el Señor me ha llevado a un punto en el que yo sé negociar mi sueldo. De hecho, me puedo dar el lujo de decidir en qué empresa quiero trabajar, pues recibo importantes ofertas con salarios atractivos. Las carencias quedaron en el pasado, hoy disfruto de una prosperidad que lejos de Dios nunca tuve.» -Alejandro Chin