2 millones de mexicanos padecen epilepsia
La epilepsia afecta a 50 millones de personas alrededor del mundo, según datos de la OMS. No obstante, el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía calcula que, en México, hay dos millones de personas afectadas por esta enfermedad y que existen alrededor de 140 tipos de epilepsia.
Esta enfermedad se genera por las descargas eléctricas anormales de ciertos grupos de neuronas. Llegan a ocurrir en diversas partes del cerebro y pueden manifestarse como contracciones musculares o como convulsiones prolongadas y graves.
Aunque muchas personas tienen conocimiento de que la epilepsia se caracteriza por la aparición de convulsiones, es importante dar a conocer que hay más síntomas, entre ellos: alucinaciones, alteraciones de la conducta, ausencia, entre otras.
En el 75 por ciento de los casos de epilepsia, la enfermedad se manifiesta en la etapa de la niñez. Su tratamiento depende de cada caso, la mayoría son con medicamentos. Sin embargo, el 20 por ciento de quienes la padecen tiene epilepsia de difícil control. En estos casos, los especialistas optan por realizar una implantación de un estimulador del nervio vago.
No obstante, este aparato solo tiene una duración de 15 años y pasando ese tiempo se tiene que reemplazar con una cirugía cuyo costo oscila en los 500 mil pesos. La epilepsia es una enfermedad que ante la ciencia no tiene cura.
«Fui epiléptica durante 33 años»
«Hubo periodos largos en los que permanecía en la cama ya que no podía moverme»
“A los 12 años de edad, comencé a padecer epilepsia, fueron 33 años viviendo así. Era una sensación fea porque de la nada caía al suelo, mi cuerpo se ponía rígido, convulsionaba, me mordía los labios, sacaba espuma por la boca… era complicado estar sola en la calle. De hecho, por este motivo hubo periodos largos en los que permanecía en la cama ya que no podía moverme.
Me casé, inicié la formación de mi propia familia, pero seguía con esta enfermedad. Además de esto, mi carácter se volvió muy complejo, me hice agresiva y discutía con mi marido, tan fuertes era los conflictos que hasta terminábamos golpeándonos. Sentía que no valía nada y que la felicidad no estaba hecha para mí.
No obstante, Dios me mostró que esto no era así. Conocí el Centro de Ayuda Universal y al participar en las reuniones, descubrí que la fe puesta en el Señor Jesús puede transformarlo todo. No fue sencillo cambiar mi forma de pensar, pero al rendir mi vida a Él y obedecer Sus mandatos, los cambios empezaron a surgir.
De manera inimaginable y para sorpresa de todos, sané de la epilepsia. Los médicos se sorprendieron porque, pese a realizar una gran cantidad de estudios, no apareció rastro de este mal. Al ver este milagro, mi entrega fue mayor y siguieron llegando las bendiciones.
Económicamente nada me falta, dejé atrás mi carácter violento, mi esposo y yo nos llevamos muy bien, nos amamos y tenemos el matrimonio que siempre soñamos. Hoy puedo decir que soy feliz porque tengo algo valioso: la Presencia de Dios”, Elsy Jiménez.
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