11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

No es raro que hombres y mujeres estudien, trabajen e investiguen en el campo de la ciencia y tecnología; sin embargo, aún está presenten una brecha de género en varios sectores. Por eso, es más común ver a hombres ingenieros que mujeres, por ejemplo.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que «la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. Sin embargo, ellas se siguen encontrando con barreras que les impiden participar plenamente en esta disciplina.

En la actualidad, menos del 30 por ciento de los investigadores en todo el mundo son mujeres. Según datos de la UNESCO (entre 2014 y 2016)». Por eso, como una forma concientizar a todas las personas a nivel mundial, desde hace 15 años se declaró que el 11 de febrero fuera el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, para darle fin a los prejuicios de género.

Actualmente, las mujeres van más allá de cumplir las tareas del hogar. Muchas de ellas tienen la meta de crecer, ser profesionales, alcanzar el éxito… Pero ¿logran cumplir cada una de sus funciones?

El propósito de Dios en la creación de la mujer

Cada vez más, la mujer ha superado importantes barreras en la sociedad. Hoy se ha introducido en diversos sectores del mercado de trabajo, está al frente de cargos de liderazgo y es socialmente activa. Además de la vida profesional, hay muchas responsabilidades y tareas en la cotidianidad femenina, como los cuidados domésticos, y de ese modo asume la famosa doble jornada (trabajo externo y en el hogar).

Sin embargo, en medio de tantos compromisos del día a día, muchas dejan de desempeñar o ignoran el propósito de Dios para ellas: haber sido creadas para ser auxiliares.

«Por nada estéis afanosos [ansiosos], sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias» (Filipenses 4:6).

¿Cuál es la mujer que no se inquieta hoy? Después de que entran al mercado laboral y adquieren los mismos derechos que los hombres, la simplicidad de ser mujer se ha vuelto una verdadera complejidad.

Tenemos que dar cuenta de todo y no dejar nada que desear, si algo sale mal, dicen que es porque somos mujeres. Si somos excelentes profesionales, de inmediato deducen que somos pésimas amas de casa, después de todo, ¿cuándo logramos tener tiempo para nuestro hogar? Si somos grandes amas de casa, rápidamente piensan que no seremos excelentes profesionales… y así la mujer corre diariamente, de un lado a otro, tratando de equilibrar todo, desde su casa, familia, carrera, finanzas hasta la salud y la apariencia.

Y con tantas cosas, la vida espiritual es la que más sufre… en el momento de leer la Palabra de Dios o hablar con Él, estamos cansadas, exhaustas, y lo hacemos de cualquier manera. Sin darnos cuenta de que estamos despreciando al que más necesitamos en este mundo.

El pasaje bíblico de arriba da una orientación perfecta para ese problema tan femenino…
ore. Cuando llevamos nuestras ansiedades, nuestras preocupaciones, nuestros miedos y temores al Señor, Él es bueno y fiel para que nos permita confiar en que Él estará al frente de todo.